Un gesto de hermandad con la incorporación del tradicional alimento venezolano a las mesas peruanasEnvueltas en papel platino llegan en cajas de poliestireno a las manos de los peruanos. Las tortillas de maíz, más conocidas como “arepas”, son distribuidas a diario desde el centro histórico de Lima. ¡Arepas venezolanas! ¡Arepas venezolanas! Es el nuevo grito de esperanza en las principales avenidas de la ciudad capital.
¿Pueden estas tortillas devolver esperanza? Más de 6.000 venezolanos han ingresado al Perú desde hace dos años, según los últimos reportes de la Oficina de Migraciones, en busca de un mejor porvenir. Y es que no es solo la ancestral preparación la que se ofrece en varios puntos de Lima, sino es más bien un pedazo de patria, son los recuerdos, es parte de su identidad.
Muchos países latinoamericanos cierran sus fronteras a este pueblo. Mientras que Perú, por el contrario, las mantiene abiertas. Atrás dejaron sus recuerdos en Táchira, Lara y Barquisimeto, mientras ofrecen sus arepas se mantienen inquietos por las noticias sobre las movilizaciones, la inseguridad y sobre todo los fallecidos que a diario se incrementan en todo el país de Bolivar.
El sabor de una arepa
Un peculiar brillo se aprecia en sus ojos, cuando son interrogados sobre su lejana Venezuela. En las mesas de los hogares peruanos ya se disfruta de este tradicional preparado venezolano. “¡Aprecio mucho cuando voy al supermercado, encuentro de todo allí para preparar mis arepitas!, comentó Daniel Vera, para la prensa local. Técnico industrial de profesión tenía a su cargo 5 personas en la empresa de motos que llevaba adelante en tierras llaneras.
Y siguen sus voces por las calles. ¡Arepitas!, ¡arepitas! Ellos no se detienen ni intimidad ante los celulares de los admirados transeúntes, o alguna entrevista al paso de los periodistas peruanos. Y es que en sus arepas nos comparten parte de sus costumbres y tradiciones. ¡Calienticas lleve sus arepas!
“Mientras mi esposa prepara arepas en casa”, “¡Yo alistó mi gorra para salir a ofrecerlas!”. Las mismas gorras con los colores amarillo, azul y rojo que los peruanos ya identifican por los distritos de Comas, el Agustino, y el centro histórico de Lima.
Hermandad peruana
“Cuando salí de Barquisimeto, la ciudad musical de Venezuela fui rumbo a Colombia, pero en ese momento la frontera estuvo cerrada”, recuerda Daniel de 24 años. Sus compatriotas le aseguraron que en Perú la situación era distinta, teniendo en cuenta que el costo de vida en Ecuador es muy elevado.
El éxodo que vivió este joven venezolano no se compara al gesto de hermandad que recibió Jorman Cerdeño, cuando dos fiscalizadores de seguridad en Huacho, provincia de Lima, impedían que ofrezca sus arepas un grupo de peruanos defendieron su labor ante la indignación del venezolano que no pudo resistir las lágrimas.
https://www.youtube.com/watch?v=ZJF0JJSKXcg
Los internautas peruanos no dudaron en viralizar el video destacando el gesto solidario de los peruanos. Ingenieros, médicos, periodista y abogados han abocado sus vidas ahora a la venta de este inusual bocadillo que transporta a los limeños a la década de los años 80 cuando muchos peruanos cruzaban la frontera impulsados por un mañana mejor.
La hermandad se hace tangible aun por medio de los alimentos y sabores. Aunque estos ciudadanos venezolanos busquen un mejor lugar para vivir en tierras peruanas ya han encontrado su familia y un segundo hogar. Pero nada podrá devolverles el aire de su infancia y de su adolescencia vivida en su país, su querida Venezuela.