Ignacio Echeverría volvía de patinar de Borough Market, con unos amigos. Por el camino se encontraron con los tres terroristas que el 3 de junio de 2017 aterrorizaron Londres. Ignacio no lo dudó. Vio que uno de ellos estaba apuñalando a una mujer. Bajó de su bicicleta, corrió hacia él y socorrió a la mujer con el monopatín en la mano. El terrorista e Ignacio se enzarzaron a golpes. Ignacio quedó tendido en el suelo, acuchillado, y poco después murió.
Su martirio y la desgracia para la familia no acabó ahí. Por motivos de los estrictos protocolos ingleses su familia no pudo conocer la triste noticia hasta 72 horas después. Hasta mucho más tarde no pudieron ver el cuerpo de Ignacio y pasaron tres días buscándolo por los hospitales. 72 horas de angustia y drama.
Era muy buena persona
Ignacio Echeverría tenía 39 años y son muchos los que están mostrando el testimonio de vida que Ignacio ofrecía en su vida cotidiana. En el diario El Mundo, por ejemplo, su hermano lo describió así:
"De él puedo decir que era muy buena persona. Que era el tío favorito de todos sus sobrinos; siempre preferían ir de su mano que de la mía. Que teníamos muchas ganas de que se casase; le gustaban tanto los críos... Que era un hombre religioso; todos los domingos iba a misa. Que era recto; trabajó en prevención de delitos económicos y de lavado de dinero y muchas veces se jugó su trabajo para que se hicieran correctamente las cosas o por dejar por escrito su desacuerdo. Que era jovial y le gustaba hacer deporte con gente de todas las edades. Que era capaz de trasnochar para ayudar de país a país a que una sobrina suya pudiera usar la tablet que él le había regalado. Que los bonos de recompensa en el trabajo los gastaba en invitar a amigos, familiares y en regalos para los sobrinos. Que tenía doble titulación en Derecho, por la Complutense y la Sorbona [de París]. Que era muy metódico y constante. Que hablaba cuatro idiomas, español, francés, inglés, alemán, y todos con alto nivel; cuando no estaba con amigos o con familia, estudiaba idiomas. Nos llaman compañeros suyos del colegio, del instituto, de la universidad, del skate...".
Ignacio trabajaba como analista de prevención de blanqueo de capitales en el HSBC. De él destacan su rectitud, su manera de hacer las cosas. También era un gran amante del deporte, le gustaba la montaña, el trekking y el skateboarding de donde venía al encontrarse desgraciadamente con los tres terroristas.
El gobierno de España destacó la "actitud ejemplar" de Ignacio Echeverría como "un modelo de solidaridad. Su valor al defender a una persona indefensa sirve para recordar la necesidad de permanecer unidos frente a la lacra del terrorismo, frente a aquellos que hacen de la violencia y del terror su único lenguaje" y el alcalde de Las Rozas (Madrid), lugar donde vive su familia, pidió otorgarle la Medalla de Honor del municipio y ponerle su nombre a un lugar público de la localidad con una pista de skate.
Su familia y amigos lloran su pérdida, pero también se muestran muy orgullosos de cómo dio su vida por salvar a una mujer del apuñalamiento de los terroristas de Londres. Así lo explicaba su hermana Isabel Echeverría en su cuenta de Facebook:
"Mi hermano Ignacio intentó parar a unos terroristas, y perdió su vida intentando salvar a otros. Igna, te queremos y no te olvidaremos”.
El papa Francisco
Pocos meses después de este terrible atentado y de esta dolorosa muerte, el Papa Francisco añadía una causa como nuevo posible motivo de canonización. Se trata de los procesos para aquellos que hayan dado su vida, consciente, voluntaria y libremente, en beneficio de los más necesitados. Una iniciativa «Motu Proprio» del Papa– titulado Maiorem hac dilectionem –una clara referencia a las palabras de Jesús: «No hay amor más grande que dar la vida por los amigos».
«Son dignos de especial consideración y honor los cristianos que, siguiendo más de cerca las huellas y las enseñanzas del Señor Jesús, han ofrecido voluntaria y libremente la vida por los otros y han perseverado hasta la muerte en este propósito», precisaba el Vaticano. Una vía para la santidad, en la que, sin duda, entraría la vida y la historia de Ignacio Echevarría.