La parte técnica -las posturas corporales, el uso de la respiración, la armonización y la eliminación de imaginaciones y fantasías- se puede usar siempre que el resto oriental budista hinduista no se tomeLos cristianos pueden usar técnicas de yoga pero habiéndolas previamente despojado de su sentido religioso hinduista o budista.
En abril de 2017, Jesús García Burillo, obispo de la diócesis de Ávila (España), localización fundamental del misticismo cristiano, en especial por la figura de santa Teresa de Jesús, dirigía unas palabras que aportan luz.
Explicando el sentido del yoga, explica que su intención es “someter las potencias del cuerpo y del alma y conducir la mente a la tranquilidad absoluta interior y al éxtasis, llegando a la unión con el universo o con la divinidad (Brahma, Shiva, Visnú)”. Es claro que este aspecto no es cristiano.
En otro momento el texto recoge que “el alma se halla en un mundo nuevo; encuentra un estado de tranquilidad y de paz que el yoga considera como el último fin y la felicidad del hombre”.
Si bien este lenguaje puede parecer similar al empleado por los cristianos, el sentido de paz y tranquilidad del budismo o del hinduismo son diferentes a la paz que ofrece Jesucristo Resucitado o la felicidad que se vive en la religión cristiana.
Dice el obispo de Ávila que los practicante del yoga “añaden una preparación física por medio de posturas corporales a veces difíciles, resistencia, tenacidad, armonización del sistema nervioso, dominio de la respiración; además, una preparación psíquica descargando todas las imaginaciones y fantasías inútiles“.
Y añade: “Pero estas técnicas o caminos de espiritualidad no pertenecen a la mística cristiana. La mística cristiana, con sus diferentes escuelas (carmelitas, dominicos, jesuitas, franciscanos…), se caracteriza por el influjo habitual de los dones del Espíritu Santo en la vida del cristiano.
La mística cristiana, por tanto, tiene lugar siempre por influjo del Espíritu Santo, aunque precise de la colaboración humana, y se experimenta especialmente en la oración contemplativa, pero también en las tareas diarias del cristiano, incluso en las más difíciles.
A diferencia de las anteriores, las características de la mística cristiana son: […] la iniciativa viene de Dios, es una gracia, aunque sea precisa la libertad humana; […] meditación amorosa de los misterios divinos; experiencia de Dios, porque se tiene conciencia de estar en contacto inmediato con Dios aunque este estado no sea siempre consolador, como en la noche oscura de San Juan de la Cruz; la oración, […] diálogo personal, íntimo y profundo entre el hombre y Dios; la caridad (porque toda oración contemplativa remite al amor al prójimo; y la ortodoxia (porque la vida mística cristiana está en plena conformidad con el Magisterio de la Iglesia, tanto en la dogmática como en la moral)”.
En definitiva, la distinción es clara, dice el obispo; existen “grandes diferencias existentes entre una y otra” y no podemos olvidar “la naturaleza diferente que se da entre ellas”.
Es por ello que el obispo de Ávila, conociendo magistralmente la oración cristiana dirá que “la mística de los santos Teresa de Jesús y Juan de la Cruz y otros muchos santos contemplativos, como conocemos muy bien en Ávila, es modelo de mística cristiana […] conviene distinguir claramente entre una y otra”.
Posturas, respiración
En la misma carta diocesana, el obispo de Ávila, hace referencia a las posturas corporales, el uso de la respiración, la armonización y la eliminación de imaginaciones y fantasías.
Sobre esto añade: “técnicas que son muy respetables y que pueden hacer bien a las personas que las practican, incluso a cristianos que ejercen alguna de las técnicas propuestas sin compartir necesariamente el objeto final y manteniendo la fe en Dios Padre y la primacía del Espíritu Santo”.
En definitiva, el obispo está afirmando que la parte técnica, por ejemplo las posturas del yoga, se puede usar, siempre que el resto oriental budista hinduista no se tome.
Es decir, que al mismo tiempo que se ha dicho que esta práctica no es cristiana, se afirma que las posturas, la técnica corporal, el modo de sentarse, de colocar la espalda, la relajación y la respiración acompasada, etc… se pueden usar siempre que sea oración a Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo, en la gracia de Dios, en la Tradición eclesial, en fidelidad al Magisterio.
Las preguntas que nos surgen son: ¿pero el usar esas posturas y posiciones del yoga no crea confusión? ¿No es introducir hinduismo y budismo solapadamente?
¿Se pueden separar las posturas del yoga, nacidas dentro de la corriente oriental asiática, de lo meramente técnico o postural? ¿No van unidas y no se pueden desgajar porque en Oriente está todo unido siempre, lo postural, la respiración, el silenciamiento, etc., con lo que ya es religiosidad?
Antes de responder mencionemos las palabras de otros obispos.
Útil para la concentración, la meditación y el bienestar
También en enero del 2017, los obispos de la Iglesia católica siro-malabar de la India hablando para cristianos católicos que viven en la India hicieron algunas declaraciones.
Y de nuevo hay que interpretar en su contexto, ya que no podemos olvidar el lugar del que provienen y en el que han sido hechas: la cuna del hinduismo y del budismo, un país impregnado de estas religiones, en el que muchos niños de manera obligatoria en las escuelas reciben formación de yoga.
Esto lleva a que las orientaciones que aquí se den sean diferentes a las que puedan darse para católicos en Ávila, en España, o en otro país de Occidente. Dicen los obispos de la Iglesia católica siro-malabar de la India:
“El yoga es una práctica útil y benéfica para el cuerpo y la mente, pero no va confundida con la espiritualidad. […] El yoga no es el medio para alcanzar el contacto con lo divino, si bien este pueda contribuir a la salud física y mental. […] Debe ser considerada como un ejercicio físico, una postura para concentrarse o meditar. […] La experiencia de la divinidad no sucede a través de una particular postura. […] Los obispos no consideran al yoga como un camino místico o esotérico para la vida espiritual. […] El Dios en el cual creemos es un Dios personal. Dios no es alguien que puede ser alcanzado a través de una particular posición del cuerpo. No es correcto pensar que la experiencia de Dios y el encuentro personal con el Señor sean posibles a través del yoga”.
Sobre este tema el padre Paul Thelakat, portavoz del sínodo, afirma: “El yoga indio es un método aceptable y útil para la concentración, la meditación y el bienestar holístico del cuerpo y de la mente”.
Este sacerdote, portavoz del sínodo, es practicante de las posturas del yoga, él mismo es indio, si bien es rotundo al afirmar que el yoga no es “una escala [un camino] trascendental hacia lo divino”.
Este dato creemos que es fundamental, por venir de quien proviene. Porque no es lo mismo ser sacerdote, disponer de una fuerte formación cristiana, vivir en fidelidad al Magisterio y la Tradición eclesial, haber nacido en el seno de un país como la India, formado en dicho contexto, y habiendo sido capaz de depurar todo el yoga de lo religioso hinduista y budista, usarlo como forma de sentarse, de colocar el cuerpo, de relajarse… pero nada más.
No es la misma situación que se daría en un occidental nacido en Europa o América y que vive sin un contexto asiático religioso.
Aclaraciones del Vaticano
Hay un documento sobre el yoga del año 1989, firmado por Joseph Ratzinger, una “carta a los obispos de toda la Iglesia sobre algunos aspectos de la meditación cristiana”, que sirvei como marco de referencia.
Entre otros aspectos, este documento afirma:
“La oración cristiana está siempre determinada por la estructura de la fe cristiana, en la que resplandece la verdad misma de Dios y de la criatura. Por eso se configura, propiamente hablando, como un diálogo personal, íntimo y profundo, entre el hombre y Dios. La oración cristiana expresa, pues, la comunión de las criaturas redimidas con la vida íntima de las Personas trinitarias. En esta comunión, que se funda en el bautismo y en la eucaristía, fuente y culmen de la vida de Iglesia, se encuentra contenida una actitud de conversión, un éxodo del yo del hombre hacia el Tú de Dios. La oración cristiana es siempre auténticamente personal individual y al mismo tiempo comunitaria; rehúye técnicas impersonales o centradas en el yo, capaces de producir automatismos en los cuales, quien la realiza, queda prisionero de un espiritualismo intimista, incapaz de una apertura libre al Dios trascendente. En la Iglesia, la búsqueda legítima de nuevos métodos de meditación deberá siempre tener presente que el encuentro de dos libertades, la infinita de Dios con la finita del hombre, es esencial para una oración auténticamente cristiana”.
Posteriormente, al tratar de la oración cristiana, el documento menciona las oraciones bíblicas, en especial los salmos, las oraciones del Nuevo Testamento, y el mismo Padrenuestro, la oración que el mismo Jesucristo recomendó para tratar y hablar con Dios Padre.
Dice la carta que la oración debe enraizase en la vida, palabras y obras de Jesucristo, en su Pasión y Resurrección; dirigirse a la Trinidad; vitalizarse en los sacramentos, en la caridad y en la comunidad eclesial.
Además de alertar ante el desprecio del cuerpo, y recordar que el cristianismo lo considera bueno por ser creación divina, llama la atención en que no se puede pensar que dominamos a Dios practicando técnicas, ni el fin ha de ser la búsqueda de sentimientos coloridos y regustos emotivos.
Es también crítico con la idea de pensar en Dios como algo en lo que me sumerjo y me identifico o pierdo mi identidad.
Tan es así que afirma que incluso en Dios existe diferenciación, porque la misma Trinidad, siendo un solo Dios tiene tres Personas distintas.
Es un rasgo de la bondad de Dios el que las personas seamos criaturas distintas y mantengamos por siempre nuestra unicidad y diferenciación, incluso en la vida de la gracia y en el Reino de los Cielos.
Si buscamos si esta carta de 1989 recoge algo sobre el uso de las técnicas, en tanto técnicas, del yoga, nos encontramos que sí hace algunas afirmaciones.
Dice el documento, siguiendo las cartas neo-testamentarias de Pablo y Santiago, que la Iglesia no puede rechazar lo que haya de bueno en otros lugares, en otras culturas, en otras religiones.
Y dice que “la Iglesia católica nada rechaza de lo que, en estas religiones, hay de verdadero y santo”, citando el Concilio Vaticano II.
Sigue diciendo que “se podrá tomar de ellas lo que tienen de útil, a condición de mantener la concepción cristiana de la oración”. Y menciona que es algo que la Iglesia ya hizo desde sus primeros siglos.
Así afirma que solo de esta forma, lo que se tome, “esos fragmentos podrán ser reformados y asumidos”. Es decir, se tomarán pequeños trozos, fragmentos, que deberán ser asumidos tras ser reformados.
Ilumina estas palabras con varios ejemplos. Así, dice esta carta que ya en Oriente, antes del cristianismo, se hablaba de purificación, iluminación y unión con la divinidad; pero que estos tres estadios fueron dentro del cristianismo reformulados.
Así, sigue diciendo, en el cristianismo la purificación tiene que ver con la conversión a Jesucristo desde el pecado, y por la gracia de Cristo; la iluminación es sobre todo la iluminación recibida en el bautismo; finalmente, la unión es una gracia que confiere Dios y la recibimos en especial por la comunión en la misa en estado de gracia.
Como vemos esta terminología triple alcanza en el cristianismo la plenitud que no tenía previamente.
Otro ejemplo explicativo que ofrece el documento es la oración ligada a la respiración de los Padres del Desierto, la llamada oración del corazón, la repetición continuada y constante al ritmo cardiaco-respiratorio de la oración bíblica “Jesús, ten piedad de mí que soy un pecador”. Una oración que usa de la respiración pero que es oración netamente cristiana.
No niega el texto firmado por el entonces cardenal Joseph Ratzinger que las técnicas ayudan: “la posición y la actitud del cuerpo no dejan de tener influencia sobre el recogimiento y la disposición del espíritu […] reconociendo al mismo tiempo su valor relativo”.
Y avanzando, tenemos las siguientes afirmaciones: “Actualmente algunos recurren a tales métodos por motivos terapéuticos”, y menciona la “calma interior” y el “equilibrio psíquico”.
Pero afirma también que “este aspecto psicológico no será considerado en la presente carta, que más bien desea mostrar las implicaciones teológicas y espirituales de la cuestión”.
También dice que “auténticas prácticas de meditación provenientes del Oriente cristiano y de las grandes religiones no cristianas, […] puedan constituir un medio adecuado para ayudar a la persona que hace oración a estar interiormente distendida delante de Dios, aunque le urjan las solicitaciones exteriores”.
En definitiva, los documentos de los obispos de Ávila en España, y de la India, están en perfecta sintonía con el documento marco, la carta de 1989 de Doctrina de la Fe, válida para toda la Iglesia.
Conclusiones
- Es claro y no cabe duda alguna de que la religiosidad hinduista y budista del yoga se opone y difiere profundamente del cristianismo en multitud de aspectos.
- Hay que decir que las posturas del yoga tienen un profundo significado religioso en sus religiones hinduista y budista.
- En Oriente, al contrario que en Occidente, existe una completa unidad entre forma y fondo: entre posturas, respiración y técnicas, y su significado; por lo que diferenciar unas de otras es muy complicado desde el punto de visto de aquellas religiones y cosmovisiones.
- La Iglesia es capaz desde el discernimiento asistido por el Espíritu Santo distinguir unas de otras y despojar las posturas del yoga (o al menos algunos de sus elementos técnicos) de su sentido religioso original.
- Refiriéndonos a las posturas del yoga y sus técnicas, en tanto técnicas, depuradas de los elementos religiosos, podrían ser asumidas, al menos como fragmentos pequeños, tras ser reformados.
- Este discernimiento debe hacerse por personas muy capaces y expertas, en obediencia a la Iglesia y su Tradición y Magisterio.
- Con lo dicho, reflexionemos en contrario con el siguiente ejemplo: ¿Les parecería bien a los cristianos que los hinduistas hicieran la señal de la Santa Cruz pero despojado del sentido cristiano y en lugar de decir “en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo“, hicieran los mismos signos con la mano diciendo “en el nombre de Brahma, Visnú y Shiva“? Por lo dicho, podría despojarse a esta serie de movimientos del sentido cristiano, y los hinduistas podrían darle un significado religioso propio. Pero creo que llevaría a la confusión para los creyentes hindúes, y además los cristianos nos sentiríamos mancillados y hasta insultados por despojar una serie de movimientos netamente nuestros mencionando dioses del hinduismo. Otros ejemplos en la misma dirección podrían ponerse.
- Personalmente creo que el yoga está creando mucha confusión entre los cristianos, está llevando al sincretismo y suele ser practicado por muchas personas sin la adecuada formación cristiana y sin cumplir los requisitos de fidelidad eclesial mencionados; personas muchas veces sin una vivencia habitual sacramental, con un cristianismo en ocasiones vivido por libre y sin las orientaciones de un director espiritual que les ayudara a una correcta orientación.
- Hay que ser precavidos y tener cuidado de tomar elementos fundamentales como las posiciones del yoga, puramente orientales y religiosas, y que pueden generar confusión entre los cristianos.
- En el caso de expertos, siempre escasos, es posible una utilización en las condiciones dichas tal y como el ejemplo del portavoz indio reflejó en sus palabras y experiencia propia.
- Por otro lado, ¿acaso no es posible buscar otras técnicas neutras de relajación, de distensión de músculos, de articulaciones,… para poder rezar los cristianos? ¿Acaso no tenemos otras tradiciones de posturas, y que no son orientales? Y si no las tenemos o buscamos otras, ¿no sería posible por expertos en gimnasia buscar métodos -incluso mejores- de relajación que ayuden a la serenidad corporal? Sin duda que sí, y sin que tengan nada que ver con el yoga. Porque si lo único que se puede adoptar del yoga es lo postural, los ritmos respiratorios, etc., especialistas en gimnasia, en atletismo, en anatomía y ejercicios fisioterapéuticos podrían encontrar métodos neutros que pudieran usarse, además de recuperar los que las tradiciones cristianas ya tienen y han practicado durante siglos.
Para saber más:
-Info-RIES. “El obispo de Ávila llama a ser cautos con las prácticas orientales de meditación”. [http://infocatolica.com/blog/infories.php/1704261140-el-obispo-de-avila-llama-a-se]
-Info-RIES. “Obispos indios sobre el yoga: aceptable el ejercicio, no la espiritualidad”. [http://infocatolica.com/blog/infories.php/1704071200-obispos-indios-sobre-el-yoga]
-Congregación para la Doctrina de la Fe. “Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre algunos aspectos de la meditación cristiana”. [http://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_con_cfaith_doc_19891015_meditazione-cristiana_sp.html]
-Vicente Jara. “Aclaraciones sobre el yoga por parte de algunos obispos y la respuesta de Doctrina de la Fe”. [http://info-ries.blogspot.com.es/2017/06/conoce-las-sectas-10×16.html]
-Aleteia. “¿Es compatible el yoga con el cristianismo?” [https://es.aleteia.org/2013/08/21/es-compatible-el-yoga-con-el-cristianismo]
-Luis Santamaría. “¿Qué dice la Iglesia sobre el yoga?” [https://es.aleteia.org/2015/05/05/que-dice-la-iglesia-sobre-el-yoga]
-Luis Santamaría. “Yoga: cuando se pasa del ejercicio a la espiritualidad“. [https://es.aleteia.org/2016/06/21/yoga-cuando-se-pasa-del-ejercicio-a-la-espiritualidad]