Está en peligro de extinción, ¿será capaz el hombre de cuidarla?Se trata de una auténtica “rana de cristal” de apenas dos centímetros de longitud y con algunos puntos verde oscuros, cuyo nombre oficial, dado por el grupo de científicos ecuatorianos que la descubrieron, es ‘Hyalinobatrachium yaku’ (en kichwa, idioma local, “yaku” significa agua).
Precisamente, lo más llamativo de esta especie encontrada en la zona amazónica de Ecuador es su transparencia en la piel de la parte inferior de su cuerpo, algo que permite percibir sus órganos vitales y hasta el propio latido del corazón.
Si bien no es la única rana de este tipo, el actual hallazgo puede ser considerado como el del “récord Guinness” de la transparencia, tal cual deja entrever quien lideró la investigación, el profesor Juan M. Guayasamin, de la Universidad San Francisco de Quito, reproduce La Vanguardia.
El descubrimiento fue presentado en la revista especializada ZooKeys y ahí se pueden apreciar las sutilizas de esta nueva especie que cautivó a la comunidad científica.
Pero al poco tiempo de ser descubierta ya se encuentra en peligro de extinción. Ente otras cosas porque en la zona donde se encuentra persiste la amenaza de la contaminación de las aguas debido a la explotación minera y de petróleo, además de la construcción de carreteras.
Rana de Cristal Yaku. En Kichwa, "yaku" significa "agua". Un sinnumero de especies están amenazadas por la contaminación petrolera y minera pic.twitter.com/6iTM0Hmd3E
— Juan M. Guayasamin (@jmguayasamin) May 14, 2017
“Las ranas de cristal presumiblemente requieren tramos continuos de bosque para interactuar con poblaciones cercanas, y las carreteras que se están construyendo en la región actúan como barreras para la dispersión de individuos transitorios”, indican los autores de la investigación en la revista especializada
Tal vez para muchos la “extrema transparencia” y delicadeza de esta rana represente una mera curiosidad, pero el hecho de que ya se encuentre en peligro de extinción abre la puerta a una reflexión quizás más profunda con respecto al hombre y su rol de custodio de la naturaleza, tal cual recuerda el papa Francisco en su encíclica Laudato Sí.
Para que esta especie logre sobrevivir y reproducirse necesita de aguas totalmente limpias. ¿Será capaz el hombre de cuidar a esta especie de cristal entre sus manos sin que se le caiga y se rompa?