La novia contó con la ayuda de su hermana y sus sobrinos; además, usó unos aretes muy “familiares”
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Ayer Pippa Middleton contrajo matrimonio con el banquero británico James Matthews en la iglesia San Marcos, en Englefield, y lo más bonito de la ceremonia (además de su vestido, del cual ya también vamos a hablar) fue el aire familiar que se respiró en el ambiente.
Al igual que ocurrió en la boda de Catalina Middleton y el Príncipe Guillermo en el 2011 (donde el mundo conoció a Pippa con su impactante vestido de dama de honor), la relación de las hermanas tuvo casi igual protagonismo que la unión de los esposos.
Esta vez se invirtieron los papeles y la duquesa de Cambridge, quien llevaba un sofisticado y conservador traje durazno de Alexander McQueen que era perfecto para la hora y la ocasión, ayudó a su hermana a acomodar su vestido y a dirigir a los pajecitos (príncipe Jorge y princesa Carlota incluidos, quienes vestían de la firma española Pepa & Co.).
Además, la futura reina consorte de Inglaterra no dudó en llamarle la atención a los niños cuando fue necesario, demostrando que más allá de su condición de realeza, primero es madre y mujer de familia. Las imágenes no son las más glamorosas, pero fueron de mis favoritas porque la muestran como una mujer como cualquier otra… era casi como ver la temporada número 50 de la serie The Crown.
Como era de esperarse, surgieron muchas imágenes comparando la espalda del vestido que utilizó Pippa como dama de honor Vs. el de su propio matrimonio; pero algo que me llamó la atención fue que en ambas fotos había alguien en común: el Sr. Michael Middleton, su padre.
Siempre he creído que en las ceremonias eclesiásticas el papá juega un rol protagónico. No sólo porque es con quien llega la novia (en este caso, en un espectacular Jaguar descapotable antiguo) sino porque es quien la acompaña en la entrada de la casa de Dios, justo cuando está más nerviosa, tomándola de la mano y guiándola al altar, donde comenzará su nueva familia. Es algo realmente especial y creo que se reflejó en las fotos de la unión Matthews-Middleton.
En cuanto al vestido, aunque se rumoraron muchísimos diseñadores y firmas, como Jenny Packham, Victoria Beckham y Alexander McQueen (que fue la elegida por la duquesa Catalina), finalmente Pippa Middleton se decidió por el famoso modista inglés Giles Deacon, quien le confeccionó un hermoso traje de encaje con motivos florales que era digno de una princesa y le entallaba su atlética figura pero de una manera muy refinada y pertinente.
Lo acompañó con un larguísimo e impactante velo, una tiara de diamantes hecha completamente a mano por Robinson Pelham Maidenhair Fern, tacones de Manolo Blahnik y, lo más especial, unos deslumbrantes aretes de diamantes que, si les parecen conocidos, es porque son los mismos que usó como dama de honor en la boda de su hermana (dicen que las novias deben usar algo viejo, algo prestado y algo azul… ya sabemos al menos uno de ellos y fue un bonito detalle familiar).
Sin duda, por lo que se pudo ver, fue una ceremonia religiosa de 45 minutos muy íntima y los novios salieron relucientes de la iglesia rumbo a la celebración en casa de los Middleton. Si bien era una boda que llamaba muchísimo la atención por ser de la alta sociedad inglesa y al estar miembros de la familia real involucrados, me encantó que los novios fueron los grandes protagonistas (particularmente la novia, que es lo que toca).
Esto se debe mucho también a la actitud que tomaron el príncipe Guillermo y su esposa Catalina (que se comportó más como hermana que como princesa), el príncipe Enrique (que ni siquiera llevó a su novia a la ceremonia eclesiástica para no ser el foco de los paparazzi) y demás invitados. ¡Felicidades a la nueva familia Matthews-Middleton!