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Con muerte cerebral diagnosticada, reaccionó al sentir a su bebé en sus brazos

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Pablo Cesio - publicado el 17/05/17
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El “milagro chileno” que regala esperanza a las futuras mamás

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“El 10 de septiembre de 2003 es un día muy significativo para mí y para mi familia. Ese fue el día en que nació mi hijo Sebastián, pero ese nacimiento no fue como todos los otros, fue bastante trágico”. Lo cuenta Verónica Stoberg, una mujer chilena, madre de cuatro hijos, cuyo testimonio de vida acaparó la atención de la prensa local.

Aquel día, Verónica, mientras atravesaba la semana 36 de embarazo, empezó a sentir un fuerte dolor en el abdomen que lejos de calmar iba en aumento y hasta la hizo gritar de dolor. Tanto ella como sus otros hijos se asustaron de inmediato y luego de tomarle la presión se dieron cuenta de que estaba demasiado alta.

Ante esa situación, el esposo de Verónica inmediatamente la agarró del brazo y la llevó a la clínica.

“Cuando llegamos ahí yo me desmayé y perdí la conciencia y no desperté hasta tres meses después”, expresó Verónica, a quien incluso le llegaron a diagnosticar muerte cerebral, reproduce la Conferencia Episcopal de Chile.

El cuadro era sumamente crítico. Lo primero que dijeron los médicos es que se trataba de una preeclampsia seria y el síndrome de HELLP (alteración de la encima hepática con encefalopatía hipertensiva y hemorragia abdominal masiva con alta posibilidad de mortalidad).

Los médicos le daban muy pocas probabilidades de vida e incluso pronosticaban serias secuelas en caso del salir del coma.

“El caso de Verónica Stoberg es un caso que no voy a olvidar nunca en mi vida profesional (…). Entramos a una cesárea de urgencia. Lo primero que advertí era que tenía sangre en el abdomen y ahí calculé que tenía comprometido el hígado. Sacamos la guagua y nos dimos cuenta, y no es broma, de que tenía el hígado roto”, cuenta el propio médico que la atendió, el obstetra José Luis Troncoso, encargado de contar a los seres queridos de Verónica que clínicamente no había nada que hacer.

Las noticias provocaron que su familia y allegados, vinculados al colegio Divina Pastora, donde Verónica era catequista, comenzaran una cadena oración que incluyó una novena al padre Faustino Miguez.

Manuel Míguez González

PD

La madre superiora Patricia Olivares logró llevarle a la sala a Verónica una reliquia de este beato. Y todo esto mientras pasaban ya tres días en esta situación crítica.

“Pero no sé y no me pregunten por qué, pero en una iluminación, les digo: ‘llévenle la guagua (bebé) y póngansela al pecho’  y la paciente sintió a la guagua y la abrazó. Es una escena que no voy a olvidar nunca”, expresa conmovido Troncoso.

Desde aquel momento la situación empezó a cambiar radicalmente y sin explicación médica. La hemorragia cesó y Verónica empezó a salir del estado de gravedad.

“Se recuperó, se salvó (…). Para mí, tengo que decirlo, esto fue un milagro”, agrega el médico.

Aquellos días de septiembre de 2003 quedarán marcados en la retina de la familia de Verónica Stoberg Tejo. En estos días su testimonio fue recogido por diversos medios como El Mercurio, La Tercera, además de la propia Conferencia Episcopal de Chile.

Gracias a esto -denominado por muchos como “el milagro chileno”-, el próximo 15 de octubre el papa Francisco canonizará en Roma al padre español que nació el 25 de marzo de 1831 en la aldea gallega de Xamirás, Orense, España.

“Fundó entre otros proyectos educativos el Instituto Calasancio Hijas de la Divina Pastora en 1888, donde pasó los últimos años de su vida. Se destacó como un gran educador y defensor infatigable de la libertad de enseñanza, convencido de que el camino para renovar la sociedad y lograr la felicidad humana era la educación. Falleció el 8 de marzo de 1925 a los 94 años de edad en Getafe, España”, indica la reseña de la Conferencia Episcopal de Chile.

El milagro atribuido a Faustino, el segundo necesario para avanzar con el proceso, pasó por todos los aspectos formales y tribunales eclesiásticos correspondientes tanto en Chile como en el Vaticano. El día clave será el próximo 15 de octubre en Roma cuando el papa Francisco lo proclame santo.

Pero al mismo tiempo, este milagro se ha transformado en un símbolo de esperanza para las futuras mamás, tal cual expresó el propio cardenal chileno Ricardo Ezzati.

“Esta es una muy buena noticia para Chile, una muy buena noticia para las mamás que esperan con amor a un hijo y que enfrentan también a veces, lastimosamente, situaciones muy difíciles. Nada es imposible para Dios y aquí tenemos algo que parecía imposible para los hombres y que fue posible para Dios”, señaló.

Verónica y su familia estarán presentes con mucha alegría en Roma en el mes de octubre para presenciar esta canonización.

“Espero ser una luz de esperanza para tantos que se cuestionan todo y no ven lo simple que es entregarse a Dios”, sentencia con fe Verónica.

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