¿Cómo combinar entre dos la toma de decisiones? ¿Compartir el poder? ¿Entenderlo más como un servicio que como un medio de dominar al cónyuge? ¿Quién tiene el poder en vuestra casa? Aquí nuestro cuestionario para evaluar su situación y unas sugerencias de especialistas para reequilibrar su relaciónEl patriarcado del siglo pasado ha cedido el lugar a un equilibrio más visible, aunque el poder de las mujeres siempre fue bien real, pero más discreto, en la generación de nuestros abuelos. Más allá de los estudios sociológicos o las posiciones dogmáticas, ya sean feministas o más tradicionales, la cuestión del poder es central en una pareja, en relación al lugar que ocupa cada uno. Codecisión, sumisión, autoritarismo o negociación, ¿cómo compartir el poder entre dos?
La negociación: un arte imprescindible
Michèle Longour lo destaca en su libro Dix clés pour réussir son couple [Diez claves para triunfar en pareja; ed. Quasar]: “Saber tomar decisiones juntos es todo un arte. Si los temas como el dinero o el ocio son fuentes de conflicto para muchos es porque tocan elementos importantes que deben ser planteados entre los dos. Una decisión tomada de forma unilateral contraría a menudo al cónyuge, ya que se ha ignorado su punto de vista. Tiene que sufrir las consecuencias [de la decisión] y siente el dolor de que su media naranja no le hubiera consultado o escuchado. Ahí reside la ofensa. A menudo, el cónyuge que no se siente escuchado, respetado y tomado en consideración por el otro tiene tendencia a bloquearse. Se tensiona y atrinchera en sus posiciones iniciales únicamente para demostrar que existe”.
Cuando su madre le pregunta si vendrá a la comida tradicional de Navidad, Guillaume esquiva la respuesta: “tengo que preguntarle al gobierno central”. ¿Estrategia esquiva o realidad conyugal? ¿Hay una generación de hombres que prefieren ser tratados maternalmente en vez de asumir la incomodidad de tomar decisiones?
Un posicionamiento que juega con la sexualidad conyugal: “La pornografía se ha convertido en una vía de escape al deseo prohibido: el de dominar o dejarse dominar”, explica Thérèse Argot en Une jeunesse sexuellement libérée, ou presque [Una juventud sexualmente liberada, o casi; ed. Albin Michel].
“Nada es más evidente en una sociedad en la que la diversidad y la paridad han invertido las relaciones, invirtiendo el ‘sexo débil’ y el fuerte. Cuanto más se siente amenazado el hombre en su virilidad, más busca imponer su superioridad a través de una sexualidad violenta y degradante hacia las mujeres. Este feminismo igualitario que piensa la relación entre el hombre y la mujer en términos de relación de poder y de lucha ha exacerbado la violencia por una demostración de fuerza que ponen al hombre y a la mujer el uno contra la otra”.
Cuestionario conyugal para saber quién tiene el poder.
Cuando veis la televisión:
Él tiene el mando a distancia
Ella tiene el mando a distancia
¿Dónde está el dichoso mando?
Una cita en el banco:
Ve tú, querida, que yo no entiendo nada
Los hombres administran, las mujeres gastan
Evidentemente, es una reunión a tres
La próxima Navidad:
Este año nos quedamos en casa
Como de costumbre, a casa de la pobre mamá
¿Desde cuándo te interesa?
Nuestro tercer hijo:
Un accidente
Una elección común
Lo que quiera ella…
Aceptar el traslado del marido por motivos laborales:
Querido, ¿es que no piensas en mi trabajo?
Si así lo hemos decidido después de debatirlo
Una buena esposa debe seguir a su marido
La cena en casa de los López:
Ya he dicho que no
Espero a que me digas si te parece bien
Ah, ¿es que hay organizada una cena en su casa?
La peque se ha despertado por tercera vez:
Le toca gruñir al padre
Es tu turno de ir ahora
¿Y si hacemos lo que funcione mejor para que se duerma?
¿Nuestro primer coche?
Un mini para presumir
Un motor potente para la autopista
Tengo dos entradas para el salón del automóvil
¿Qué hacemos esta noche?
He quedado para ver el partido, ¿por qué lo dices?
He invitado a cenar a mis padres
¿Salimos a cenar juntos?
¿Edredón o mantas?
En mi casa siempre ha sido así
Odio las mantas
¿Edredón en invierno, manta fina en verano?
¿Y ahora qué hacemos?
No hay respuestas buenas o malas. Cualquier parecido con personas reales puede ser una ocasión para mejorar su comunicación. Risas, molestias, enfados, compartan con su cónyuge su sentimientos y déjenle expresarse sin interrumpirle.
El objetivo no es tanto convencer al otro (sería difícil) como intentar comprender qué es importante para tu pareja. Es algo que solo depende de cada una de las partes y de esforzarse en escuchar con empatía.
De la lucha de poderes a las decisiones acordadas
¿Cómo combinar entre dos la toma de decisiones: compartir un poder, comprenderlo más como un servicio que como un medio de dominar al cónyuge? Durante las tardes de parejas con equipos de matrimonios organizados por Cler, Pauline y Marco han comprendido qué es lo que no cuadraba en su relación de poder.
“Cuando Marco no estaba de acuerdo con una idea mía y decía que no, yo me sentía rechazada. He comprendido que él puede seguir queriéndome cuando rechaza una proposición de mi parte”.
“Encontraba a Pauline excesivamente susceptible, y gracias a las conversaciones con las otras parejas y a la contribución de nuestros monitores he comprendido que podría ser más cuidadoso con mis formas. A día de hoy ya no pensamos en poder, sino en codecisión, al servicio de la pareja y de la familia”.
Lo que ayuda a Michel es el aplazar: “Espero a que tengamos tiempo juntos para tomar las decisiones que conciernen a la pareja. Ya no me dejo atrapar por esas preguntas a las que respondía solo, que era algo que exasperaba a mi mujer, porque se encontraba impotente ante un hecho consumado. Ella creía que era autoritario, pero lo cierto es que no me atrevía a retrasar mi respuesta a una pregunta por temor a molestar a mi interlocutor”.
Si, a pesar de todo, surgen heridas, hablar de ellas cuanto antes puede evitar rumiar el malestar y empeorarlo.