La labor misionera del salesiano Luis Bolla Sartori perdura en esta comunidad indígena de la selva amazónicaA veces los misioneros se llevan consigo retos muy difíciles de superar. “Yankuam”, como lo llamaban los miembros de la comunidad Achuar, así lo hizo. Decidió internarse en la Amazonia para compartir la vida con los nativos en esta parte de la selva peruana. Se despojó de todo y por más de 25 años vivió como uno de ellos. Ahora, luego de cinco años de haber fallecido, los miembros de este grupo étnico del Perú querían tenerlo en casa.
¿Qué puede haber sembrado en el corazón de estos nativos un hombre de nacionalidad italiana? El misionero salesiano Luis Bolla Sartori llegó al Perú en 1984, desde entonces se internó en Kuyuntsa, centro poblado ubicado en el distrito de Barranca, provincia de Datem del Marañon, en la región Loreto.
“Yankuam Jintia”, que en español significa lúcero que ilumina el camino, aportó al desarrollo de su cultura con la incorporación de la escritura de su lengua materna que hasta antes de su llegada sólo se transmitía en forma oral.
De regreso a casa
“Queremos a nuestro padre en casa”, han pedido los miembros de esta comunidad“. Los Achuar viven un momento de reflexión y de tristeza al no tener los restos del misionero Bolla en estas tierras”, así lo ha compartido Diego Clavijo, compañero inseparable de Yánkuam, quien lleva adelante la labor impulsada por el sacerdote salesiano en los afluentes del río Pastaza en la jurisdicción del Vicariato de Yurimaguas, donde la comunidad Achuar se había instalado.
Luego de 17 años de compartir solo con la comunidad Achuar, llegó el primer compañero misionero que esperaba. “Kiakua” así lo llamó. “Diego Clavijo fue la bendición que el Señor me concedió en el Perú, luego de tantos años que anduve sin compañeros misioneros”, compartió Yánkuam en sus memorias recopiladas en el libro “Mi nombre es YanKuam”.
Una expedición salesiana partió a Kuyuntsa, al interior de la Amazonía del Perú, el sábado 6 de mayo en una peregrinación que lleva los restos mortales del padre “Yankuam”. Misioneros, sacerdotes, agentes pastorales y familiares trasladaron sus restos en lanchas hacia esta localidad donde permanecerá para acompañar a los Achuar.
Sus restos ya descansan en el lugar donde logró la formación de centros educativos para que sus pobladores no se desplacen hacia otras ciudades. El misionero se ganó la simpatía de los moradores porque siempre respeto la defensa de la tierra, así como los elementos culturales de los Achuar y de la naturaleza. Por todo ello su grandeza como ser humano está aún presente en esta localidad.