"La Virgencita está aquí desde 1950. La instaló mi papá Romolo, partisano de Torpignattara, para agradecer a la Virgen por haber ayudado a volver sanos y salvos a mis dos hermanos de la guerra y por haberme protegido a mí, a otro hermano y a mis cuatro hermanas".
Lo cuenta Virgilio Screpanti, hijo de Romolo. Hoy tiene 90 años y vive aún en el número 42 de vía Gabrio Serbelloni, en el barrio popular de Torpignattara.
Tras la muerte de los padres Romolo y Angela, ha sido él quien ha cuidado de esta Virgencita, junto al portal de la casa. La edicola está realmente bien cuidada y ordenada, con las luces siempre encendidas y flores frescas.
También el señor Alberto Gabrieli, que vive en el mismo edificio, cuida esta edicola. "Un día tuve un grave accidente de coche precisamente bajo la sagrada efigie. Fue un milagro: salí ileso, ni siquiera un rasguño".
El dinero que se recoge en la caja de ofrendas es entregado a la parroquia de San Bernabé. La Virgencita fue realizada en cerámica pintada y está incrustada en un pequeño nicho sostenida por dos columnas.
A partir de una publicación de la Parroquia de San Bernabé, texto a cargo de Arturo Pallini