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¡Peligro! Dietas milagro

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Mònica Costa - publicado el 20/03/17
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Con la primavera son muchos los que buscan bajar de peso en poco tiempo.

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Cuando llega la primavera, inevitablemente, suceden siempre dos cosas. Por un lado, empezamos a preocuparnos por nuestro peso pensando en estar perfectos para el verano; y por otro lado, muchas revistas – mayoritariamente femeninas – llenan sus páginas aconsejando dietas “milagrosas” que nos pueden hacer perder peso sin demasiado esfuerzo y en poco tiempo.

En realidad todas estas dietas sólo obran tres “milagros”: insistir en estereotipos de cuerpos “ideales”, estropear nuestra salud y perder unos kilos que al cabo de poco tiempo volveremos a recuperar y a veces más de lo que perdimos.

Las “dietas milagro” son aquellas que aseguran que adelgazamos en poco tiempo o que curan enfermedades sin ningún tipo de base científica y que, en realidad, muchas veces, tienen efectos perniciosos para la salud.

Existen tantas – más de 100 – que resulta difícil referirnos a cada una de ellas, pero las podríamos clasificar en:

  1. Dietas de pocas calorías en base a poca variedad de tipos de alimentos. En ellas incluimos las tan de moda dietas proteicas (Pronokal o Dunkan) que consiste en consumir mucha proteína y eliminar hidratos de carbono. Con esta dieta, el cuerpo entra en “cetosis” que hace que el cuerpo elimine gran cantidad de grasa, a la vez que afecta a los riñones y al hígado. Algunas de ellas incluso se recomienda hacerlas de la mano de un médico para controlar la salud mientras se realiza.
  2. Dietas depurativas. Estas dietas prometen el dos en uno: adelgazar y también eliminar las toxinas de nuestro organismo a base de zumos, agua con limón, sirope de potasio, agua de alcachofa, comiendo sólo piña o espárragos o apio o incluso sólo con ayuno radical. Son especialmente peligrosas para jóvenes y niños en edad de crecimiento, embarazadas, personas con diabetes o insuficiencia renal. Con ellas privamos a nuestro cuerpo de unos nutrientes y calorías especialmente importantes para vivir.
  3. Las llamadas dietas disociativas, que aseguran que algunas combinaciones de alimentos ayudan a adelgazar. Entre ellas encontramos la que fue durante tiempo famosa “dieta Montignac” que recomendaba no mezclar lípidos con hidratos de carbono. En realidad eliminaba de la dieta todos los alimentos con un alto índice glucémico, como la leche, el pan, las patatas, la pasta y el arroz. A parte de la poca base científica que tiene el no mezclar alimentos, se trata de una dieta que de golpe reduce bruscamente el aporte calórico (la razón real por la que se adelgaza tan pronto) por lo que puede producir mareos, pérdida de cabello, retirada de la menstruación, sequedad en la piel y daños renales
  4. Las que excluyen algún nutriente que consideran que nuestro organismo no digiere. Son especialmente peligrosas, porque nuestro cuerpo necesita todos los nutrientes y no podemos eliminarnos sin efectos directos en nuestra salud. Un ejemplo de estas dietas es la “Dieta Atkins” que elimina todos los hidratos de carbono.
  5. Y finalmente, las dietas curiosas, como la de la luna llena (adaptar la comida según las fases de la luna, también existe según el signo del zodíaco), la “forking” (comer sólo lo que puede comerse con tenedor), la reversiva (desayunar la cena y cenar el desayuno)…

Los principales peligros de estas dietas son:

  • Pueden favorecer desórdenes alimentarios (bulimia, anorexia)
  • La mayoría afectan al riñón y al hígado
  • Al no ser equilibradas niegan al organismo nutrientes básicos que pueden afectar nuestra salud
  • Todas incluyen una bajada drástica de calorías, por lo que pueden producir malestar general
  • Al no educar en el bien comer, todas ellas producen el efecto yo-yo, recuperamos enseguida el peso perdido y muchas veces aumentando de peso porque muchas nos han hecho perder una masa muscular que se recupera en forma de grasa
  • No se adaptan a las características de las personas. En el caso de reducciones drásticas de peso (por obesidad, por ejemplo), lo mejor es consultar un nutricionista que estudiará si tenemos algún desorden de salud, nuestro estilo de vida y cómo comemos para crearnos una dieta personalizada y sana.

Y la gran pregunta, por lo tanto, es: ¿cómo puedo adelgazar? Equilibrando la cantidad de energía que consumimos con la que gastamos en dos direcciones: gastando más (hacer sano ejercicio) y reduciendo un poco la energía que consumimos, pero suministrando todos los nutrientes y con una dieta equilibrada (comer un poco menos) y de forma continuada en el tiempo (modificar nuestros hábitos alimentarios asumiendo algunos más sanos).

Porque como decía Hipócrates: “Que la comida sea tu alimento, y el alimento tu medicina”.

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