Santa Ana acoge a los pobres como un hospital de campaña, el papa Francisco lo agradece personalmenteSiguiendo el modelo del Padre Ángel en la iglesia de san Antón de Madrid, ha abierto sus puertas las 24 horas del día, especialmente a las personas que viven en la calle, la iglesia de Santa Ana de Barcelona. Durante la ola de frío del pasado mes de enero han llegado a dormir allí 90 personas.
Pasada esa primera respuesta de urgencia, este particular “hospital de campaña” para curar cuerpo y alma ofrece ahora desayunos, comidas, cenas, un café a cualquier hora y un espacio para descansar, pero también escucha y conversación y una capilla con el Santísimo donde adorar al Dios que quiere a ricos y pobres por igual, o incluso un poquito más a los pobres (a los que se reconocen así, vamos, porque pobres lo somos todos).
“Gracias por el lío que armaron en Barcelona”, les animó el papa Francisco después de que un Hermanito del Cordero argentino con el que conserva una bella amistad le informara de la que estaban montando en esa pequeña iglesia del corazón antiguo de la ciudad catalana.
Este fin de semana, un grupito de los que impulsaron la iniciativa será recibido por el Papa en Roma: el padre Ángel y el párroco de Santa Ana, Peio Sánchez, junto a dos sin techo que se benefician de esta particular apertura de templos.
Instituciones civiles y eclesiásticas, empresas y voluntarios están colaborando en esta causa solidaria. La portavoz, la monja teresiana Viqui Molins, muy conocida en Barcelona por su labor con los excluidos, aprovecha la red Aleteia para pedir platos, vasos y cubiertos de usar y tirar, así como envases individuales de bebidas, “que son más higiénicos”.
También lanza una caña de pescar a empresas que puedan garantizar la comida de un día a la semana. ¿Obstáculos? “¡Muchos! porque son personas que tienen muchos problemas -reconoce- pero los vamos sorteando como se puede; si nos metemos en el lío nos metemos”.