Nadie pierde su dignidad por no tener papelesEl mismo día que el Papa Francisco decía a una joven estudiante siria en la Universidad Roma Tre que “las migraciones no son un peligro sino un desafío para crecer”, obispos de México y Estados Unidos, reunidos en la Basílica de San Juan del Valle, ubicada en la diócesis de Brownsville, Texas, emitían un comunicado con el título “El clamor de Cristo en el migrante nos urge”.
En sintonía con el Papa –quien reconoció en Roma Tre que “cada Estado tiene que ver las posibilidades de acoger, pero todos tienen que hacerlo”– los obispos de ambos lados de una frontera que se ha vuelto aún más conflictiva de lo que había sido hasta ahora, dijeron que escuchar el clamor de los migrantes es escuchar el clamor de Cristo.
“A través de los años, hemos visto de primera mano el sufrimiento causado por un sistema de inmigración roto, causado por las condiciones estructurales políticas y económicas, que generan amenazas, deportaciones, impunidad y violencia extrema. Esta situación acontece tanto en relación entre Centroamérica y México, como entre EU y México”, han aclarado los obispos en su comunicado final del encuentro celebrado en Brownsville.
Los obispos aseguraron que van a mantener su presencia constante en campos de detenciones, casas y centros de asistencia a migrantes desde la frontera sur de México hasta todo Estados Unidos y subrayaron la importancia de que existan organizaciones laicales reconocidas que trabajan comprometidamente apoyando integralmente a los migrantes.
Nadie pierde su dignidad por no tener papeles
Sobre la necesidad de “integrar” a los migrantes que apenas han llegado a un nuevo país de la que habló también el Papa Francisco a la joven estudiante siria en Roma Tre puesto que ellos (los migrantes) “son hombres y mujeres como nosotros, y es necesario acogerlos como hermanos y hermanas” y “hacer un intercambio cultural porque esto vence el miedo”, también hablaron los obispos de Estados Unidos y México.
En su comunicado final, los prelados recordaron que el migrante “tiene derecho a ser respetado por el derecho internacional y por cada país. Porque muchas veces, se encuentra entre la espada y la pared, ante la violencia, la criminalidad, las políticas inhumanas de gobiernos, y la indiferencia del mundo”. Más adelante dejaron en claro que “independiente de su condición migratoria, los migrantes, como toda persona, poseen una dignidad humana intrínseca que debe ser respetada”.
Es común que los migrantes centroamericanos en México y los mexicanos en Estados Unidos sean sujetos a leyes punitivas y al maltrato por parte de las autoridades, tanto en países de origen, como de tránsito y destino. Por ello, dijeron los prelados, es necesaria “la adopción de políticas gubernamentales que respeten los derechos humanos básicos de los migrantes indocumentados”.
Finalmente, como obispos de diócesis que hacen frontera entre los dos países, los prelados se comprometieron a seguir el ejemplo del Papa Francisco, “buscaremos construir puentes entre los pueblos, puentes que nos permitan derribar los muros de la exclusión y la explotación”.