Más allá de la película recién estrenada, su biografía es oscura y convulsa
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“La historia de Paulo Coelho ya es de por sí una historia muy fuerte”, declaró en verano de 2013 Daniel Augusto, director de la película El joven Paulo Coelho, título que finalmente se le ha dado a la versión española, recién estrenada en los cines el pasado 23 de diciembre de 2016, para coincidir con la temporada navideña.
Del papel a la gran pantalla
Si la cinta fue un fracaso al ser proyectada en Brasil, su país natal, y en otros lugares, lo mismo ocurre en España. Las críticas están siendo muy duras con un producto que se considera de baja calidad. Alberto Bermejo ha escrito en El Mundo: “Un torrente caótico rodado con unas pretendidas enjundia y solemnidad que no coinciden con lo que muestran las desangeladas imágenes, orquestadas en general con el espíritu arrítmico de un mediocre videoclip”.
Por su parte, Jordi Costa, crítico de El País, afirma que “la película deja la duda de hasta qué punto el escritor es consciente de las sólidas sospechas sobre su integridad creativa que levanta tan psicotrónico biopic”.
El escritor brasileño Paulo Coelho es, sin duda alguna, uno de los más leídos en la época actual, con millones de ejemplares vendidos en más de 60 idiomas.
Su fama es innegable y cada vez que lanza una novedad editorial al mercado consigue que permanezca en las listas de best sellers durante una larga temporada en muchos países a la vez. Su narrativa hace que el autor sea influyente, algo que se puede ver en los más de 11 millones de seguidores que tiene en Twitter.
Un escritor tan famoso como Paulo Coelho no podía quedar sin sus biografías, publicadas ya durante su vida. Las principales son, por orden cronológico, Las confesiones del peregrino, un libro-entrevista realizado por el periodista español Juan Arias, corresponsal en Brasil del diario madrileño El País, y la extensa obra El Mago, del periodista brasileño Fernando Morais, que tiene aún más interés por basarse en los diarios del protagonista.
Entre el marxismo y el movimiento hippy
En estos dos libros, sobre todo, vamos a basarnos, para este resumen biográfico de Coelho, necesariamente sintético, y para un acercamiento más detallado a sus aspectos más oscuros, tal como él mismo los ha revelado.
Paulo Coelho nació en 1947 en Río de Janeiro y estudió en el colegio de la Compañía de Jesús en aquella ciudad, San Ignacio. De los jesuitas de su infancia afirma: “me dieron excelentes bases para la disciplina, pero me provocaron también horror a la religión, de la que acabé alejándome”.
Su adolescencia vino marcada por la rebeldía, que se plasmó no sólo en el alejamiento de la fe católica de su familia, sino también en la búsqueda de las ideologías de izquierdas, por lo que durante un breve período de tiempo leyó fundamentalmente obras marxistas y se consideró ateo. El paso siguiente fue su incursión en el movimiento hippy, a la vez que entraba en el mundo del teatro.
Espiritualidad… camino del ocultismo
Más tarde, explica él mismo, “cuando volví a interesarme por una búsqueda espiritual, yo ya estaba convencido de que la última cosa que iba a buscar era el catolicismo, porque le tenía horror; estaba harto y totalmente convencido de que aquel no era el camino, era un Dios de la derecha, que no tenía una cara femenina, era un Dios del rigor, sin misericordia, sin compasión, sin misterio, y al mismo tiempo empecé a experimentar todas las otras religiones y sectas, sobre todo las de origen oriental”.
Pero, más allá de estos movimientos, buscaba alguien que lo iniciara, y quería, además de ser distinto a los demás, poder seducir e impresionar a las mujeres con sus conocimientos ocultos, y así “llegó un momento en que mi carácter extremista me llevó a buscar lo más fuerte, lo que estaba a la izquierda de la izquierda de la búsqueda espiritual […], la sociedad secreta considerada la oveja negra, la más dura”. En sus diarios reflejó la posesión de poderes sobre los elementos de la naturaleza.
Fue entonces cuando se acercó a la secta Ordo Templi Orientis (OTO), y sobre todo a la figura del ocultista y satanista británico Aleister Crowley. Le atraía, sobre todo, la total libertad de pensamiento y de comportamiento sexual, además del poder que podía ejercer sobre los demás. A pesar de la resistencia interior que encontraba –por su pasado religioso– a los rituales, los realizaba.
Experimentó la realidad del demonio
Llegó a vender su alma al Diablo a través de un pacto firmado. Sin embargo, tras dos años en la secta, pocos días después de su ingreso formal con el nombre mágico de Staars o Luz Eterna, en 1974 vivió un acontecimiento que cambió el rumbo de su vida. Encontrándose solo en su casa, comenzó a ver una mancha negra a su alrededor, como un humo oscuro y ruidoso, y sintió que iba a morir.
Supo en aquel momento que estaba presente el Mal que tantas veces había invocado para conseguir poder, y pudo contrastar esta experiencia con otra persona que vivió lo mismo y en el mismo momento. Lo que hizo a continuación fue abrir la Biblia al azar y, a partir del pasaje evangélico que halló (Mc 9, 24), decidió terminar con su participación en aquel grupo ocultista, aunque nunca dejaría de sentirse atraído por lo esotérico en lo sucesivo.
Hay que subrayar que después de una nada positiva carrera como dramaturgo, actor de teatro y periodista, consiguió un éxito profesional y económico considerable al asociarse con el músico Raúl Seixas para escribir canciones.
Con él intentó crear una secta ocultista llamada Sociedad Alternativa, afirmando que “el individuo nunca dejará de disfrutar de Satán, que es algo realmente fascinante”. Sin embargo, el gran objetivo de toda su vida siempre fue convertirse en un escritor de fama mundial.
De forma simultánea, la biografía de Coelho trazada a partir de sus diarios nos muestra toda clase de excesos y extravagancias que llevaron incluso a que fuera ingresado varias ocasiones en un manicomio a petición de sus padres, preocupados por la deriva vital de su hijo.
Encontramos episodios sucesivos de consumo de drogas (que iría abandonando por decisión personal paulatinamente, desde la cocaína hasta la marihuana, pasando por el LSD), promiscuidad sexual (incluyendo la relación con varias novias a la vez o la “experimentación” homosexual, entre otras cosas), divulgación de prácticas esotéricas en el sistema de enseñanza de Brasil bajo la capa de talleres de teatro para escolares, iniciación en el chamanismo de Carlos Castaneda, etc.
¿Vuelta al cristianismo?
Después de su experiencia satánica de 1974 interpreta su trayecto biográfico como una reconversión al cristianismo, al ir introduciendo diversos elementos católicos en su vida, aunque seguía simultaneando esto con actitudes esotéricas como la consulta del I Ching (el oráculo chino milenario de “las mutaciones”) antes de cada decisión importante, la profundización en el mundo del vampirismo o la importancia de los presagios y signos.
En 1980 se casó con su esposa actual, Christina Oiticica, que ha influido también en su perfil espiritual, ya que ella era especialista en el tarot antes de unir sus vidas, consultaba el I Ching y, a partir de las lecturas espiritistas de Coelho, hicieron prácticas como médiums en pareja.
En diciembre de 1981 emprendieron un largo viaje por Europa en el que tuvieron lugar varios acontecimientos que, leídos desde lo sobrenatural por su protagonista, cambiaron el rumbo de su vida y determinaron lo que es hoy. El primero de ellos, aparentemente menor, fue la visita a la imagen del Niño Jesús de Praga, al que pidió explícitamente el éxito tan deseado.
El momento más importante fue su visita al campo de concentración nazi de Dachau, en 1982. Unos días antes, en Praga, había tenido una experiencia muy desagradable al visitar un calabozo medieval, lo que “despertó recuerdos que amenazaban con empujarlo a una crisis depresiva de proporciones alarmantes”.
Y esto se repitió, con más intensidad, al entrar solo en la cámara de gas de Dachau. Allí se estremeció, y salió aterrorizado del crematorio justo en el momento en el que las campanas de la capilla católica del lugar anunciaban el mediodía. Entró en ella buscando paz, pero se dio cuenta de que la barbarie antihumana continuaba en su tiempo en otras formas, y según su diario “en ese momento entendí la señal: sentí que las campanas de la capilla estaban doblando por mí. Entonces tuve la aparición”.
Esta aparición consistió en una figura de apariencia humana hablándole sin palabras, de alma a alma, bajo un haz de luz, diciéndole que se reencontrarían dos meses después.
El ingreso en una orden católica “oculta”
Cuando transcurrió ese tiempo, se encontró con un hombre al que identificó con la aparición. Éste le reveló que se trataba de un maestro de la orden católica oculta denominada RAM, siglas que responden a dos significados, tal como explica Coelho: por un lado, Regnum, Agnum, Mundi; por otro, Rigor, Amor y Misericordia.
Siempre subraya el carácter pretendidamente católico de esta sociedad secreta de la que, fuera de la obra del autor, no se conoce nada.
“Y allí empezó un nuevo tramo de mi vida, con mi vuelta a la Iglesia católica. Porque aquel individuo pertenecía a la orden católica RAM (rigor, amor, misericordia), que tiene más de quinientos años. Él fue quien me habló de toda la tradición, del anclaje simbólico dentro de una Iglesia. Él había estado en el Vaticano mucho tiempo. Y desde entonces empecé a interesarme por aquella vieja tradición católica, por la tradición de la serpiente, hasta que un día me llevó a Noruega y allí me dio este anillo, que todavía llevo, con las dos cabezas de serpiente. Y entonces empecé a aprender el lenguaje simbólico, que no es el esoterismo cristiano, sino la simbología cristiana”.
De esta manera, Paulo Coelho afirma que retoma su trayectoria vital mágica, de una forma pretendidamente positiva ahora, sin referencias a lo satánico, aunque se consideraba todavía unido emocionalmente a todo aquello de lo que sólo habría abjurado racionalmente y le continuaba fascinando.
A su regreso a Brasil, para su iniciación en la orden RAM tuvo que cumplir diversos desafíos, ritos u ordalías que le encargaba su Maestro, a quien llama siempre J. o Jean.
En 1986, el Maestro de RAM que supervisaba el itinerario iniciático de Paulo Coelho lo había citado para la ceremonia secreta en la que iba a recibir su espada, momento ritual a partir del cual sería considerado Mago o Maestro de la orden, y que tendría lugar en una montaña brasileña.
El Camino de Santiago
En presencia de muy pocos testigos, llevó su espada vieja, la que hasta entonces había utilizado en sus ejercicios esotéricos privados, y llegó el momento en el que Jean pronunció las palabras mágicas: “¡Que ante la Sagrada Faz de RAM toques con tus manos la Palabra de la Vida, y recibas tanta fuerza que te convierta en su testigo hasta los confines de la Tierra!”.
Después de esto, enterró su vieja espada y cuando se disponía a tomar del suelo la nueva, la de su ordenación ritual, su Maestro le pisó la mano diciéndole que no era digno con las siguientes palabras: “Si fueras más humilde habrías rechazado la espada. Si lo hubieras hecho te la entregaría, porque tu corazón sería puro. Pero como me temía, en el momento sublime resbalaste y caíste. Por culpa de tu avidez tendrás que caminar nuevamente en busca de tu espada. Y por culpa de tu soberbia y de tu fascinación por los prodigios, tendrás que luchar mucho para conseguir de nuevo aquello que tan generosamente te iba a ser entregado”.
Para conseguir su ansiada arma mágica, Coelho tendría que buscarla y hallarla finalmente como el resultado de un proceso de conversión interior. El lugar no sería otro que el Camino de Santiago, que el escritor tendría que recorrer para conseguirla. Lo que, por otra parte, daría lugar a su primer libro, a su primer éxito, precisamente en torno a la ruta de peregrinación jacobea.
¿Un gurú de la New Age?
Después de repasar así su biografía, se entiende mucho mejor lo que escribí hace tiempo: que estamos ante uno de los mayores difusores contemporáneos de la Nueva Era, con claras raíces en el ocultismo.
Paulo Coelho se declara católico, pero su vida y obra revelan (o más bien velan) una estrategia de resignificación de la fe cristiana. Y repito lo ya dicho antes: no sólo estamos ante un hábil escritor que ha sabido aprovechar la sed espiritual de muchas personas para hacer el marketing de sus libros. Sus raíces ocultistas y las líneas principales de sus obras lo sitúan directamente en la estela de la Nueva Era.
Para más información: Luis Santamaría, “Paulo Coelho: ¿alguna objeción desde la fe cristiana?”, Aleteia, 23/07/14.