7 preguntas que se deben hacer antes de decidirse a vivir juntos.
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Nuestro compromiso coincidió con el de otras cuatro parejas de nuestro círculo de amigos. Nos hizo gracia tal coincidencia porque parecía una “enfermedad contagiosa” y hablamos de los motivos que nos habían llevado a tomar una decisión tan importante. ¿Cuáles fueron las preguntas que nos hicimos nosotros mismos o que nos hicieron otras personas antes de la boda? Aquí hay algunas que creo que son muy importantes.
1. ¿Cómo sabes que es él/ ella?
La respuesta es trivial: no lo sé, porque no creo que exista alguien único, seleccionado sólo para mí. Sin embargo, sabía que aquel hombre tenía buen corazón, era honesto, tenía valores similares a los míos y que cuando surgieran problemas no escaparía, sino lucharía, porque en muchas ocasiones había tenido la oportunidad de mostrarlo. Es una buena base sobre la cual se puede comenzar a construir.
2. ¿No tienes dudas de que quieres estar con él/ella hasta el final de la vida?
Francamente, no tenía ninguna duda. Por el contrario, esperaba con impaciencia la boda y estaba muy contenta. Sin embargo, si aparecen dudas, piensa por qué. Creo que, por lo general, surgen con el miedo. Así que, reflexiona honestamente sobre ti misma y tu pareja. Piensa de qué tienes miedo. ¿Puede que veas en esta unión algo que tiene un mal pronóstico? ¿Tal vez sea una buena señal de alarma? ¿O tal vez tienes miedo de ti misma y piensas que no podrás estar al tanto? De todos modos, justo antes de la boda es un momento para descubrirlo y confrontarlo.
3. ¿No sería mejor que probarais a convivir juntos antes de casaros?
Mi amigo respondió de esta manera: “Yo no me llevaría a casa ni siquiera a un perro del refugio a prueba, por no hablar de alguien que amo.” Suena radical, pero invirtamos la pregunta: ¿En realidad, qué es lo que quieres probar? ¿Si tendrá éxito? Hay matrimonios que se separan después de 30 años, a pesar haber tenido suficiente tiempo para “probar”. ¿Si los calcetines tirados por allí interferirán en la convivencia? ¡Claro qué sí! ¿Y si otra persona va a cambiar? ¡Cambiará! Al igual que tú.
Sería extraño que bajo la influencia de los acontecimientos y los años no evolucionáramos. Es imposible que todo siga igual durante la convivencia.Por supuesto, la cuestión de la convivencia es mucho más compleja. Sin embargo, si estás pensando en ella, y me refiero a la pregunta anterior – ¿no será la búsqueda de respuestas a tus dudas? Reflexiona honestamente sobre ello.
4. ¿Por qué os habéis comprometido? ¿No es mejor vivir sin obligaciones?
Aparentemente es una pregunta simple, pero muy razonable. Es la pregunta sobre los motivos reales de tu compromiso, sobre lo que realmente quieres en la vida. No tienes que declararte, porque te presiona tu abuela. No tienes que aceptar una propuesta de matrimonio porque se te está pasando el arroz, porque no sabes si encontrarás a alguien más o no quieres hacer daño a ese chico. Tal vez no estás lista/o aún, tal vez no estás lo suficientemente madura/o. Tal vez no con esa persona o tal vez sí, pero no ahora.
Mucho mayor es el daño cuando se está con alguien porque “!ha pasado así!”. Es mejor hacerle sufrir a alguien por un corto período de tiempo, que hacerle infeliz durante toda una vida.
En cuanto a la segunda cuestión – ¿No es mejor que vivir sin obligaciones?, la respuesta de nuestro amigo fue: “La relación con mi amada es para mí como una excursión al monte. Es posible que tenga que madrugar, que tenga que trabajar duro, sudar, contusionarme, llenarme de rozaduras o mojarme a fondo, pero nada de esto supera la sensación de disfrutar del ejercicio de andar y, finalmente, de la llegada a la cima”.
“Es casi imposible describir los bellos paisajes y vistas, la experiencia y la sensación de satisfacción que se siente al visitar durante una semana, por ejemplo, Zakopane y su calle más popular Krupówki (un precioso lugar en el sur de Polonia) a alguien que no le gustan las montañas. Ni siquiera sé si tiene sentido convencer a alguien que se pierde algo si no las visita. El matrimonio no está hecho para todo el mundo. Además, quién sabe, ¿tal vez alguien que no le gusta caminar por las montañas, saldrá la próxima vez con otra persona y se atreverá a visitarlas y a amarlas?
5. ¿Qué piensan de él/ella tus padres, amigos?
En unas palabras: los que se preocupan por ti. Sé que a veces no queremos escuchar sus buenos consejos y opiniones, aunque justo en este tema realmente vale la pena. En los momentos del enamoramiento y las emociones puede ser que no veas algo, y su voz será la voz de la razón que necesitas. Si no tienen nada en contra – bien, ¡y si es al contrario, muy bien, también! Tal vez gracias a ellos evites problemas, y tal vez si, en última instancia decidas que están equivocados, sólo te asegurarás en la certeza de tu decisión.
6. ¿Te imaginas que es el padre/madre de tus hijos?
Es una cuestión absolutamente fundamental antes de la boda. No sólo porque no quieres hacer daño a tus hijos después de darles un mal padre. Por lo general, nos creamos una opinión sobre la capacidad de nuestra pareja como padre relacionándolo con el trato que tiene con los hijos de sus parientes… y con sus propios padres. Según cómo sean, dice mucho acerca de una persona. Las relaciones con los padres muestran nuestra capacidad de construir una familia y de la convivencia con los que nos molestan, pero a los que queremos.
Por supuesto, es otro tipo de relación, a menudo mucho más complejo. No es una ecuación simple. No significa que de la misma manera que el hijo trate a su madre, va a tratar a su esposa, aunque hay algo en ello. Al final, el hijo es el mismo hombre quien va a ser esposo o padre. Observa, pues, como es la familia de tu prometido o prometida, como resuelven los conflictos, cómo él/ella se comporta durante los enfrentamientos, y lo que dice de sus padres. Te podrás hacer una idea de cómo será probablemente vuestra relación dentro de varios años.
7. ¿Qué piensas de sus padres, hermanos?
Con el casamiento se conectan no sólo dos personas, sino también dos familias completamente diferentes. Probablemente pasarás las fiestas con ellos, serán abuelos/tíos de tus hijos. Te guste o no, estas personas serán desde entonces una parte importante de tu vida. Y pueden ser un gran apoyo.
Sin embargo, el elevado número de chistes sobre los suegros, así como las estadísticas de los consejeros matrimoniales muestran que la cuestión de los padres/suegros puede ser destructiva en un matrimonio. Ten esto en cuenta, conócelos ya en una etapa temprana de la relación con tu pareja y piensa en lo que puedas hacer para mejorar la relación con ellos, si ya está tensa antes de la boda.