Todavía hoy es aún común escuchar….“pues una bofetada a tiempo les va muy bien”Por muy denostados que estén los castigos corporales, sabemos que aún existen familias dónde se siguen dando con frecuencia. Cachetes, azotes, gritos, tirones de orejas… Todavía hoy es aún común escuchar“pues una bofetada a tiempo les va muy bien”.
¿Quién no ha escuchado esta frase de la boca de alguien cercano?. Yo misma, hablando sobre mis hijos, un día cualquiera, una conocida me soltó esta frase como si nada, como si fuese algo de lo más normal. Le estaba contando algo referente al post de “mi hijo me llama tonta”, cuando me dijo: “¡pués yo del bofetón que le doy no me vuelve a llamar eso en la vida!“.
- confunden
- no enseñan la conducta adecuada
- dan a entender que la violencia (física o verbal) es el modo de resolver los conflictos
- causan sentimientos de rabia y humillación
- bloquean al niño
- no ofrecen alternativas
- gritar
- pegar
- a no dejarse pillar infraganti
- a mentir
- a tener miedo
- a avergonzarse
- a pagar el enfado con los demás
- causan daños emocionales en los niños
- pérdida de autoestima, ya que se creen que son malos por haber hecho algo mal
- Al vivir en un ambiente con crispación y recriminaciones constantes el niño aprenderá a pelearse por todo
- Avergonzar al niño continuamente, estamos empujando al niño a aprender a ser tímido
- Las críticas generan inseguridad y miedo
- El estrés que se respira en este tipo de situaciones provocan que el niño esté irritable
- Las persistentes recriminaciones suscitan culpabilidad