Hasta el sol de hoy, el “Oh, hermosa luz” se sigue cantando en la liturgia ortodoxa
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Este himno, el Oh, hermosa luz, también conocido como el Himno del farolero, por cantarse al final de la tarde, cuando comienzan a encenderse las luces, es un himno de vísperas –la oración del final de la tarde- que se precia de ser el más antiguo registrado en el cristianismo, fuera de aquellos que están basados en diversos pasajes de las Escrituras (como en el caso del Benedictus, los Salmos o el Nunc Dimittis o el Magnificat, este último, el más antiguo himno mariano del que se tenga conocimiento).
La primera referencia a este himno se consigue en las Constitutiones Apostólicas del siglo III, y san Basilio el Grande consideró el canto de este himno como una de las tradiciones más queridas de la Iglesia.
Hasta la fecha, se recita diariamente durante las vísperas, entre cristianos de rito bizantino.
En el video, compartimos el himno, en su versión en inglés, cantada por los monjes del monasterio de Valaam, en Rusia.