Los recién nacidos pasaron unos cuatro meses en brazos de quienes no eran sus padres Mateo y Liam ya podrán crecer con la firme certeza de que sus verdaderos progenitores son quienes los crían. Así lo determinó el ministerio público en Perú. Tras la esperada prueba de ADN que sólo se realizó a 6 de las 12 mujeres que la tarde del 25 de abril alumbraron a un varón en el Hospital Honorio Delgado ubicado en Arequipa.
Amamantar y pensar que el recién nacido que llevas en brazos es tuyo, cuando en realidad no lo es, fue lo que tuvo que afrontar Maribel Mussaja Maqque al comprobarse que Mateo no era en realidad hijo suyo. “Invoqué al resto de las madres que se realicen la prueba de ADN, quería saber cuál era el paradero de mi hijo”, comentó la angustiada madre a la prensa peruana.
En mejores manos no podría estar el pequeño Mateo, consideró una de las fiscales que tuvo a su cargo el caso. Él debía aguardar en los brazos de Maribel, hasta que se encuentre el verdadero paradero de Liam, el bebé que nació sólo media hora después de su hijo. Ambos recién nacidos tuvieron un peso similar al nacer, lo que produjo presuntamente la confusión.
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El valor de la maternidad
Los cierto es que el vínculo afectivo ya se había establecido. Sin embargo, por el bien de ambas familias, los infantes tienen derecho a permanecer con sus padres biológicos. “Siempre supe que Mateo era hijo mío”, advierte la mujer peruana, Yovana Patricia Vera su verdadera progenitora.
Luego de casi tres semanas de haberse realizado la denuncia el estado peruano reconoció que hubo intercambio de bebés, las investigaciones aún continúan para determinar el grado de responsabilidades y esclarecer si se practicó omisión de funciones o una intencionalidad dolosa.
La maternidad es una experiencia única. Ambas madres siempre lo supieron. El drama que les toca vivir les ha permitido fortalecer ese vínculo además de la familia que está en su entorno. Maribel y Patricia, recibirán un soporte psicológico y asistencia social por parte del estado peruano.
Hasta el momento los pequeños no regresan a las manos de sus verdaderos progenitores. Primero ambas familias deberán superar la dolorosa situación emocional que atraviesan.