La Universidad de Georgetown da un paso decisivo hacia la reconciliación con el pasado esclavista de Estados UnidosLa prestigiosa Universidad de Georgetown, fundada por los jesuitas y con sede en Washington, ha enfrentado de una manera creativa el hecho histórico de que los propios jesuitas habían vendido 272 esclavos en 1838, para mantener a flote las finanzas de esa casa de estudios.
Actuando bajo las premisas del Reporte del Grupo de Trabajo sobre Esclavitud, Memoria y Reconciliación, el presidente de la Universidad de Georgetown, John G. DeGoia, anunció el pasado jueves 1 de septiembre, un exhaustivo paquete de acciones que va a emprender la institución para enfrentar estos acontecimientos ocurridos hace 178 años.
DeGoia había pedido al Grupo de Trabajo, en septiembre de 2015, tres tareas: que hicieran recomendaciones sobre cómo tener un mejor conocimiento de los asuntos históricos que involucraron a la Universidad con la esclavitud; que examinara e interpretara la historia de ciertos lugares del campus y que generara una lista de eventos convenientes para dialogar sobre estos temas.
Finalmente, el paquete incluyó la emisión y difusión de una disculpa formal; ofrecer trato preferencial en la admisión a los descendientes de los esclavos vendidos en ese año y a todos los descendientes de esclavos que trabajaron para la Universidad, iniciar un nuevo programa académico sobre estudios de la esclavitud; erigir un monumento en memoria de los esclavos que con su trabajo beneficiaron a la institución, ofrecer una Misa de reconciliación y cambiarle de nombre a dos edificios del campus actual en Washington.
Más allá que cualquier otra institución
Entrevistado al respecto por el periódico The New York Times, el profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Craig Steven Wilder, quien ha estudiado la historia de las relaciones entre universidades estadounidenses y esclavitud, dijo que el proyecto expuesto por DeGioia, “va mucho más allá de lo que ha hecho cualquier otra institución (…) Ha dado pasos que una gran cantidad de universidades se han negado a dar”.
Más de una docena de universidades en Estados Unidos han sido cuestionadas por su pasado esclavista, incluyendo universidades tan prestigiosas como Harvard, Brown y la Universidad de Virginia. La mayor parte de ellas ha reconocido, públicamente, que en los tiempos anteriores a la abolición de la esclavitud, comerciaron y emplearon esclavos. Pero ninguna de ellas ha ofrecido un trato preferencial de admisión a los descendientes de los esclavos.
La decisión de DeGoia de ofrecer ventajas de admisión a descendientes, ventajas similares a las prerrogativas que tienen los hijos o los nietos de quienes fueron alumnos de esta Universidad, es, según los historiadores, algo sin precedentes. La admisión a los descendientes de esclavos se extiende no solamente a los hombres, mujeres y niños que fueron vendidos en 1838, sino a todos los que con su trabajo beneficiaron a Georgetown.
Quizá sea un primer paso –un importante paso– para la reconciliación en Estados Unidos. Justo en tiempos en los que parecería crecer la barrera del racismo y de la indiferencia ante la historia.