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Mr. Robot (T2): el fin del mundo ha empezado

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Josep Maria Sucarrats - publicado el 05/08/16
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Este julio se ha estrenado la segunda temporada de esta serie delirante, imprescindible y cada vez más filosófica

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El fin de la primera temporada de Mr. Robot confirmó que estamos ante una de las series más interesantes de los últimos tiempos. Ahora habría que decir aquello de «…desde Breaking Bad»; pero no. Este producto audiovisual es mucho más que lo que se haya visto en años. Es dinamita pura.

Si usted no se enteró de que existía una primera temporada de Mr. Robot, hágase un favor: deje de leer este artículo y vaya a tragarse de una vez esos 10 primeros capítulos. Si en cambio quedó atrapado por ella, buenas noticias: tenemos casi la mitad de la segunda entrega, y la cosa sigue sin defraudar.

Esta serie se ve con ese nudo en el estómago llamado vértigo. Factura visual para amantes de la fotografía y el cine; guiones estimulantes; tramas imposibles; música que no solo acompaña sino que narra; sonido de fondo turbador y delirante; etc. etc. Todo al servicio de no dejarte ni un minuto tranquilo, sin pensar. Sam Esmail, este Kafka televisivo que dirige y escribe la serie, parece decirte: «¡Deseo que no estés tranquilo! ¡Despierta!». Desafío casi tóxico en nuestros días de sofá.

Estamos ante la siguiente trama, y ojo con el spoiler: «¿Qué tiene la sociedad que te decepciona tanto?». Son tiempos difíciles; hay sombras de la Gran Depresión. La sociedad capitalista basada en comprar y vender se ha colapsado, y la inquietud mundial crece. Hartos del borreguismo, una especie de grupo clandestino desea un mundo libre de los tejemanejes de los dirigentes. Son la Fsociety, dirigidos por un tal Mr. Robot (Christian Slater. ¡Que actorazo hemos repescado…!). Es el cyber Pearl Harbor, y hundirán el sistema a través del terrorismo informático.

Para ello, reclutan a Elliot Alderson (bien por Rami Malek, que se hace un nombre en este mundillo), el cual se encargará de dar el golpe definitivo al sistema actual. Elliot es un experto en seguridad informática y hacker como pocos; pero sobre todo es un tarado mental, que sufre de fobia social y alucinaciones por culpa de un pasado que aun desconocemos.

La segunda temporada sigue las consecuencias del golpe de Estado que ha echado al traste el sistema económico americano y global. La Fsociety chantajea a los gobiernos, y pedirá quemar millones de dólares para acabar con el déficit global. Obama, convertido casi en personaje, está negro; y el FBI deberá dar caza a los culpables del ataque (¡allí está Grace Gummer, hija de Meryl Streep, en el papel de la agente DiPierro!). Estamos en el apocalipsis, y el mundo se ha convertido en un lugar inseguro, con disparos, vandalismo, y ejecuciones.

Pero esta nueva entrega indagará sobre todo en la historia de Darlene, de Angela, y cómo no de Elliot. Conoceremos más su pasado, incluso su futuro… Sabemos que él es el mismísimo Mr. Robot, una alucinación de su fallecido padre. Sabemos que Elliot se tiró de la ventana de su casa de pequeño y que quedó herido cerebralmente; sabemos que de ahí viene parte de su enfermedad mental.

Elliot está descendiendo a la locura. Para poner orden a su mente venenosa, nuestro hacker visitará la iglesia, llevará un diario personal (de tapas parecidas a un cerebro) y mantendrá una rutina diaria basada en no tocar ni un solo ordenador. Pero su padre imaginativo vuelve, y la sospecha inoculada por él es como una bala que le desangra el cerebro.

¿Qué es realidad y que fantasía? ¿Qué es verdad y qué no? ¿Lo que pensamos es lo que tenemos? ¿Es todo un desvarío de Elliot? ¿Podría ser toda la serie solo una alucinación durante la infancia enferma del protagonista? Confusión, caos, patetismo, calidez, en un mano a mano con el espectador, con influencias de El club de la lucha, Blackmirror, o de ese Origen de Nolan en el que nunca sabes dónde estás.

Sin lugar a dudas, en esta segunda temporada Mr. Robot se pone más filosófica que nunca, más religiosa incluso. Estaremos más allá de los recovecos de las enfermedades mentales o de los terrores sociopolíticos actuales. Todo está al servicio de un deseo de ser, de existir, de ser excepcional en el capitalismo o en la vida. Todo urde para una salvación, la de Elliot, la tuya y la mía, la del mundo entero.

Esta serie, uno de los dramas más espectaculares jamás visto, trasciende su primera temporada para clamar por unas raíces firmes, una realidad amable y amada, donde poder vivir.

 

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