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Mascotas: ¿una divertida excusa para vender perros de peluche?

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Ramón Monedero - publicado el 05/08/16
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Aunque pueda resultar entretenida y por momentos divertida, eso no quita que el film de Yarrow Cheney y Chris Renaud sea una formidable pérdida de tiempo

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Cada vez importa menos tener entre manos una buena historia. Es suficiente con soltar cuatro chistes y ensamblar un relato con más o menos tino para tener un éxito de masas entre manos. En este sentido el cine de animación parece tenerlo más fácil quizá porque todos sabemos que no tenemos a seres humanos delante sino a caricaturas con los rasgos exagerados. Hubo un tiempo en que los dibujos animados resultaban más humanos que los propios humanos pero eso parece que solo fue cuando los dibujos eran verdaderos dibujos y realmente estaban animados.

Ahora hablamos de píxeles, en el fondo, de logaritmos, de complicadas fórmulas matemáticas cuya combinación tienen como resultado una imitación, una caricatura, un espasmo de lo que es, o se supone que debería ser el ser humano. No obstante, no siempre ha sido así. Toy Story, título fundamental y fundacional de esta tendencia de la animación por ordenador tenía personajes muy humanos aunque solo fueran gráficos de ordenador. El problema es que el resto se quedó con la forma pero no con el contenido.

Mascotas ya es, oficialmente, un éxito. Con un presupuesto de 75 millones de dólares ya ha recaudado en todo el mundo más de cuatrocientos y sigue sumando. Detrás de la película están los estudios Illimunation, una empresa de animación 3D que la Universal tiene en nómina y que dio en el clavo con Gru. Mi villano favorito y su más directa consecuencia, y no me refiero a Gru 2, sino a Los Minions y todo el tinglado de marketing que han traído detrás.

De hecho, si uno se fija en Mascotas, la cinta parece que está concebida, antes que para contar una historia, para vender muñecotes. Puede que el relato esté mejor o peor contado pero lo que es seguro es que sus responsables se van a hinchar a vender muñecos de perros en todo el mundo.

En film nos cuenta la historia de Max, un chucho que vive feliz con una joven en la gran ciudad hasta que un día un intruso llega a su hogar en forma Duke, un perro gigantón y peludo y parece que con malas pulgas. Desde el primer minuto uno intuye por dónde van a ir los tiros de modo que no es ninguna sorpresa que Max y Duke tengan que ayudarse el uno al otro para salir de mil y un apuros para al final convertirse en grandes amigos. No les he destripado nada, créanme, porque si Mascotas tiene algún interés este se debe a dos razones.

Primero, la película tiene la virtud de que pese a que nos están contando una historia previsible y en el fondo muy poco original consigue mantener a uno pegado a su butaca sin mirar el reloj. No es que el film sea un sinvivir de emoción a raudales pero sí que resulta una historia que se desencadena de forma lógica y fluida y no se crean, esto tiene su mérito.

Y en segundo lugar y quizá más importante, Mascotas es una película divertida. Aquellos que no hayan visto su tráiler mejor que no lo vean porque le van a destripar los primeros cuatro minutos de película que en realidad es lo más original del planteamiento: qué hacen las mascotas cuando sus amos salen de casa.

Pero esto no es más que una anécdota y afortunadamente la película no se sostiene en este único chiste. La historia de aventuras y al final también, de amistad, es simpática y sobre todo tiene buenos chistes. Este es sin duda uno de los grandes méritos del film, porque nunca fue fácil hacer reír y Mascotas lo consigue pasados sus cuatro minutos y esto también tiene su mérito.

Como verán no son grandes logros ni auténticas maravillas pero Mascotas ofrece lo que promete y eso no debería molestar a nadie. Es divertida y es efímera. Perfecto. Eso sí, esto no quita que el film sea una formidable pérdida de tiempo porque a veces, y ahora que nadie me está oyendo, el cine también sirve para esto.

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