El comercial que nos hace recordar ese primer amor que olvidamos
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Este bello corto se asemeja a la realidad que muchos vivimos hoy en día en nuestro trabajo u hogar. A veces olvidamos el propósito de las cosas, dejamos de lado el objetivo por el que estábamos luchando y tomamos el camino equivocado; como si la vida se tratase de una carrera.
Los protagonistas de esta historia se concentraron en construir un imperio para ser el ganador, pero olvidaron que el motivo que los impulsó a agrandar su negocio. Muchos de nosotros hemos pasado por la misma situación en otros ámbitos de la vida, olvidamos por completo el propósito que nos impulsó a tener clara una meta, y al final, cuando ya han pasado tal vez muchos años, nos damos cuenta que hemos perdido el tiempo en cosas que verdaderamente no importaban o peor aun llegando a una meta que no era la nuestra.
Cuando tenemos en mente un objetivo es importante trazar una ruta, un camino con pasos firmes que poco a poco nos permitan llegar a la meta sin dejar de lado los detalles pequeños, sin olvidar a las personas que nos ayudan a avanzar, a los que nos aconsejan, a los que nos corrigen o a los que (como la familia) siempre están ahí para ayudarnos. Hay muchos ejemplos para citar aquí. Uno de los más comunes se encuentra presente en el ámbito laboral, en la necesidad cada vez más urgente de pisotear al otro, de ser el número uno a toda costa, sin importar lo que conlleva, sin importar a cuantas personas lastime o destruya.
En las relaciones de pareja también puede pasar lo mismo, es como si a los dos les fallara la memoria y olvidaran que fue lo que los unió, cuales fueron esos detalles únicos que los hicieron amarse con tanta fuerza o cuál fue la razón por la que decidieron unir sus vidas y se centraran únicamente en competir. Un ejemplo bastante común de nuestra época, son algunos padres, sedientos de triunfo, aquellos que buscan especializarse cada vez más, llenar su hoja de vida con títulos que los hagan merecedores de altos cargos y por lo tanto salarios más altos. Buscan duplicar sus ganancias con el objetivo de «darle lo mejor a los hijos» y en el afán de llegar más lejos olvidan por completo su rol de padres.
De esta forma podemos llegar a tener una situación paradójica, en la que el padre, la madre o ambos están ausentes todo el tiempo, inmersos en sus trabajos, reuniones, conferencias o viajes de negocios, pensando que eso que hacen es lo mejor que pueden hacer por su familia, pero ¿es eso cierto? ¿Cómo podremos darle lo mejor a nuestros hijos si nunca estamos con ellos? Buscar el equilibrio entre nuestras metas y las personas a las que amamos es fundamental.
El final de esta historia además de ser conmovedor es alentador. Esta joven pareja nos recuerda que aunque hayan pasado muchos años nunca es tarde para volver a empezar de la manera correcta, como dicen por ahí, con el pie derecho. A pesar de que tardaron muchos años en darse cuenta de que la esencia de sus negocios había perdido todo sentido y carecía en su totalidad del «toque humano», por decirlo de alguna manera, supieron renunciar a ello y emprendieron juntos un nuevo proyecto en el que las habilidades de ambos eran el motor que sostenía, no solo su negocio, sino sus vidas.
Esta enfermedad del olvido (de la que lastimosamente muchos sufrimos) es resultado del agotador camino que hemos elegido para llevar a cabo nuestros planes. Podemos ser testigos de ello no solo en el ámbito laboral o en el de la pareja, también puede estar presente en las amistades que construimos con los demás.
¡Qué gran lección nos da este corto! Preguntémonos a nosotros mismos: ¿Por qué? ¿Por qué estamos haciendo las cosas?,¿por qué llevamos el estilo de vida que llevamos?, ¿por qué estamos donde estamos? Alcanzar nuestros sueños es mucho más fácil cuando tenemos presente el motivo que nos impulsa, pero es aún más fácil cuando elegimos llevar a cabo esos planes de la mano de Dios.