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Una procesión náutica y un encuentro de dos pueblos

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Esteban Pittaro - publicado el 18/07/16
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El litoral argentino celebra la fiesta de Nuestra Señora de Itatí

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Formalmente, Reina del Paraná y Reina del Amor. Pero también reina del corazón de todos los correntinos. Decenas de miles, según la prensa local 300.000, asistieron al santuario de Nuestra Señora de Itatí, en Corrientes, para las celebraciones por el 116 aniversario de la coronación pontificia de María en esta advocación tan popular del litoral argentino.

Decenas de miles aguardaron a las 00 del sábado 16 en la plaza Fray Luis de Bolaños, frente a la imponente basílica, la salida de María, agitando sus pañuelos, y como es habitual desde hace algunos años, iluminando con sus celulares.

Bastaba una somera mirada para comprender que la población de Itatí, estimada en unas 8.000 personas, no alcanzaría a copar ni una pequeña porción del espacio ocupado por los devotos de la patrona de Corrientes, que fueron llegando desde todas las provincias linderas, y también de Uruguay, Paraguay y Brasil.

Desde la altura de la cúspide, a casi 90 metros de altura, María en la punta, parecía supervisar y cuidar a sus hijos que se preparaban con música para un día de celebración.

Chamamés, ave marías, y fuegos artificiales dieron color a una noche que en otras ciudades se presentaba como la más fría del año, pero que para los concurrentes, tuvo el calor de un amor entrañable entre la Madre de Dios y su pueblo itateño.

Tras saludar al pueblo, la emblemática imagen, que acompaña a los correntinos desde el siglo XVII, regresó a descansar a su camarín en el santuario para volver a salir a las 10.30 de la mañana.

Tras el alba, tuvo lugar uno de los hitos más esperados cada año. Para ello, la imagen vuelve a salir y recorre los 200 metros que la separan del Río Paraná para embarcarse y salir al encuentro de Nuestra Señora de Caacupé, patrona del Paraguay, proveniente del país vecino.

La procesión náutica que simboliza el encuentro de los pueblos a través del encuentro de las advocaciones marianas es seguida por fieles desde la costa.

Ambas imágenes desembarcan en Itatí nuevamente para en procesión dirigirse a la basílica y acompañar la celebración de la Eucaristía.

La presidió en esta ocasión Andrés Stanovnik, arzobispo de Corrientes, quien tras referirse al Año de la Misericordia y la celebración del Bicentenario de la Independencia argentina, clamó en nombre del pueblo: “¡Míranos, Madre, con esos tus ojos llenos de ternura y misericordia! ¡Cuánta necesidad tenemos de esos ojos! Míranos a nosotros que humildemente recurrimos a vos; mira, tiernísima Madre, a nuestros enfermos y ancianos; a los que viven en la indigencia, a los presos, a los que se sienten solos, los que no tienen trabajo, a las víctimas de la trata y del comercio humano; a los menores víctimas de abuso, y a tantos jóvenes que sufren el flagelo de la droga, el vacío de la educación, la ausencia de empleo”.

Las celebraciones continuaron todo el sábado, entre chamamés, oraciones, comidas regionales. A las 20, tras la última misa hubo procesión de antorchas para el cierre de una jornada de peregrinación, como siempre en el humilde pueblo de Itatí, emocionante.

No cuesta tras un día en Itatí cantar como hace años canta el pueblo:

Los himnos más dulces,

que el pecho atesora,

queremos, ¡Señora!

cantarlos a Ti.

Que tierna escogiste

con ojos clementes,

por reino Corrientes,

por trono Itatí.

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