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Un pueblo generará su energía con su propia basura

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Esteban Pittaro - publicado el 12/07/16
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La planta proyectada en una localidad argentina reduce olores y limita la contaminación del suelo

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En Huinca Renancó, Córdoba (Argentina), recibirán con gusto la basura de otros municipios cercanos. Es que con lo que generan no les alcanza para llegar al anhelado proyecto: generar la energía necesaria para abastecer el alumbrado público, y eventualmente, sus casas.

La localidad, con 10.000 habitantes, está siendo seguida de cerca por la comunidad científica argentina y agraria. Porque además de producir energía a través de desechos orgánicos y sorgo biomásico, en la planta que se espera pueda entrar antes de fin de año en funcionamiento se producirán fertilizantes.

El proyecto implicó la construcción de una planta con capacidad de procesar 1.500 toneladas de residuos orgánicos por año. En ella, los residuos se transformarán en biogás. La iniciativa reduce olores y limita la contaminación del suelo, como provocan los rellenos sanitarios.

En una primera etapa se generarán más de 120 kw por hora para abastecer el alumbrado público del pueblo. Sin embargo, el objetivo es alcanzar los 300 kw por hora para poder abastecer la red domiciliaria.

La bioenergía producida deja como subproducto un fertilizante en formato líquido y sólido, que amén de utilizarse en pasturas varias, puede usarse para el cultivo del sorgo necesario para mezclar con la basura en la planta y así producir el biogás. La estimación es que para el funcionamiento de la planta se necesiten 200 hectáreas de sorgo por año.

Según explicó al diario Clarín Francisco Della Vecchia, del grupo IFES, uno de los promotores de la planta, el funcionamiento del sistema es el siguiente: “Una vez que se separan los residuos orgánicos en la planta de clasificación, se ingresan a una serie de tolvas para terminar de sacar los restos de plástico y vidrio, entre otros elementos. Los residuos se trituran y se les inyecta agua. De esta etapa sale un ‘puré orgánico’, que en un tanque especial se mezcla con el sorgo ‘energético” y luego se lo lleva al biodigestor, el lugar en donde efectivamente se produce el biogás que utilizan dos generadores eléctricos”.

El proyecto, originado en la Federación de Cooperativas Federadas (Fecofe), fue posible gracias al trabajo conjunto de la Cooperativa Eléctrica de Huinca Renancó, Grupo IFES (nacido en la Universidad de Buenos Aires), y técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

También a menor escala

A esta escala, con capacidad de proveer energía para todo un pueblo, no hay antecedentes en la región como el que se pretende en Huinca Renancó, para el que el Ministerio de Agronindustria invirtió 2.25 millones de dólares. Sí hay numerosos exitosos trabajos con biodigestores en numerosas localidades de la Argentina, pero con una capacidad de producción energética más reducida. En 2002, se inauguró uno de los primeros en la localidad santafecina de Emilia, cuya producción energética se utiliza en la Escuela Agrotécnica Monseñor Zaspe, en la que está instalada.

En la Argentina abundan los proyectos a esa menor escala y los esfuerzos por capacitar y formar en una tecnología que independientemente de la escala de la planta y su producción de energía “limpia”, supone un tratamiento ecológico de los desechos.

La Fundación Proteger promueve capacitaciones sobre “Biogás a partir de residuos orgánicos” en la Argentina. Entre los profesores del curso, hay profesionales capacitados en Alemania, donde se encuentran algunos de los institutos y centros de estudios más avanzados en el desarrollo de esta tecnología.

El foco es el desarrollo de la tecnología en los pequeños productores. De hecho, en Alemania, en el centro IBBK de Biogás y Bioenergía, estiman que una granja con 80 vacas o 1500 puercos puede recuperar la inversión de la instalación en 7 años.

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