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Golpe en la pequeña China: Un chiste convertido en clásico

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Ramón Monedero - publicado el 11/07/16
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Nadie lo pilló en su día, pero ya se ha anunciado un remake protagonizado por Dwayne Johnson

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Hacía tres años que 20th Century Fox había cerrado su trilogía más exitosa con El retorno del Jedi. Por aquel entonces nadie en su sano juicio, empezando por el mismísimo George Lucas, podía considerar estirar más una saga que parecía perfectamente cerrada.

Fox buscaba un nuevo éxito para todos los públicos cargado de efectos especiales y había un guión que tenían entre manos que parecía ofrecer eso y mucho más.

Artes marciales, criaturas extrañas y un mundo de fantasía a la espera de ser explorado parecía el material ideal para pergeñar una película de éxito seguro susceptible de convertirse en otra nueva trilogía.

Tengo que admitir que no sé en que estarían pensando los ejecutivos de la Fox cuando llamaron a John Carpanter para que dirigiera su nuevo proyecto, titulado Golpe en la pequeña China.

Y no lo digo porque Carpenter fuera una mala opción –al contrario- sino porque por muy poco puesto que uno pudiera estar en esto del cine, intuir, a la primera de cambio, que el director no era precisamente el perfil que iban buscando los estudios no era un esfuerzo demasiado complicado.

Carpenter se había ganado una merecida fama de experto en cine de serie B, especialmente en producciones de corte fantástico y de terror. La noche de Halloween, La niebla o 1997. Rescate en Nueva York lo habían situado en lo más alto del género.

Sin embargo, a principios de los 80 Carpenter comenzó una desigual aventura por los grandes estudios de Hollywood que le llevó a filmar una obra maestra (incomprendida en su momento) como La cosa, hasta títulos mucho más desequilibrados como Christine o Starman.

Fue en esta época cuando alguien propuso el nombre de Carpenter; parecía adecuado, debieron pensar. Se maneja bien en el género, estaba receptivo a trabajar con una major, y un guión como el que tenían entre manos no podía fallar.

Se equivocaron con todo el equipo. Con un presupuesto de 25 millones de dólares, mucho para la época, el film no recuperó ni la mitad de lo invertido en Estados Unidos. Un desastre. Nadie pilló el chiste, al menos en aquel momento, porque sí, Golpe en la pequeña China era un chiste muy caro.

En aquel momento, eso de que el héroe, Jack Burton (Kurt Russell), fuera un bocazas impresentable de muy poca clase que se pasa el clímax final de la película tirado en el suelo después de que le cayeran escombros del techo después de haber disparado su arma al cielo no hizo gracia a mucha gente.

Además, lo que proponía el film era demasiado fantástico y en absoluto, nada verosímil. Eso no le importaba a Carpenter.

Sin embargo, treinta años después de su desastroso estreno (la efemérides se cumplió hace unos días), Golpe en la pequeña China se ha convertido en un título de culto del que incluso se ha anunciado un remake a cargo del actor Dwayne Johnson.

Suele pasar. El film de Carpenter era un divertidísimo conglomerado de referencias que iban de Fu-Manchú al western y todo pasado por el filtro de un director especialmente inspirado a la hora de no tomarse demasiado en serio a sí mismo sobre todo si tenemos en cuenta lo poco afín que Carpenter ha sido a la comedia.

Pero el director de Están vivos estaba en su salsa. En efecto, como habían sospechado los ejecutivos de la Fox dominaba el género y estaba receptivo a trabajar con unos grandes estudios pero nadie predijo que Carpenter haría el guión suyo y le daría la vuelta.

Seguramente el único que vio que aquel libreto no tenía ni pies de cabeza era el propio Carpenter y por esta razón decidió tomarse Golpe en la pequeña China a cachondeo.

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