“Los refugiados son nuestros hermanos y enriquecen a la sociedad”
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Son 10, pero detrás de ellos hay millones. Sus orígenes son distintos, pero no se detienen a debatir por eso, porque su presente es único y les da una oportunidad que no pueden desaprovechar. Son jóvenes deportistas que venciendo toda adversidad participarán de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro representando a los refugiados del mundo.
“Esto será un símbolo de esperanza para los refugiados en nuestro mundo, y hará que el mundo tome más conciencia de la magnitud de la crisis. Es también una señal a la comunidad internacional de que los refugiados son nuestros hermanos y que enriquecen a la sociedad”, aseguró Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional.
“Estos atletas refugiados mostrarán al mundo que a pesar de las inimaginables tragedias que enfrentaron, cualquiera puede contribuir a la sociedad a través de su talento, destreza y fortaleza del espíritu humano”, completó.
La delegación con la bandera de los refugiados será la segunda en desfilar en la ceremonia de inauguración, tras la oficial del Comité Olímpico Internacional y antes de la de Brasil, el país anfitrión. El contraste será inmenso, porque contra los cientos de representantes locales serán sólo diez los que les precedan. Se trata de los finalistas de un proceso de selección que pese a su espíritu solidario, no cedió exigencia.
Hubo 43 finalistas para representar a los refugiados, seleccionados de varios países del mundo. Cada Comité Olímpico Nacional fue invitado a participar identificando en su país posibles refugiados que estén en condiciones de calificar a los Juegos. Esos atletas identificados, recibieron ayuda del fondo de solidaridad olímpico para su preparación y esfuerzo de calificación.
De ese primer corte se eligieron diez, tras consultas con los comités olímpicos nacionales anfitriones y de origen, las federaciones deportivas, y el organismo de las Naciones Unidas para los refugiados.
Los representantes serán seis varones, y cuatro mujeres. Habrá seis representantes en Atletismo, dos en natación y dos en judo. Entre ellos, paradójicamente, habrá dos locales, puesto que la ciudad carioca es la anfitriona de la judoca Yolande Bukasa Mabika y el judoca Popole Misenca, ambos oriundos del Congo.
Los refugiados sirios tendrán protagonismo en la natación. Como reconoce la entrenadora de Rami Anis, deportista refugiado en Bélgica, Rami hubiese competido en los Juegos sin la guerra, ya que representando a su país de origen venía teniendo participación en las competencias mundiales y asiáticas. Lo mismo que Yusra Madini, refugiada en Alemania, quien se caracterizó por su heroico salvataje de otros refugiados en las aguas del Mediterráneo.
Yonas Kinde, refugiado etíope en Luxemburgo, integraría con sus marcas el seleccionado de su país anfitrión y correrá la maratón. Pero en atletismo, la nacionalidad más representada en la delegación de refugiados es la de Sudán del Sur. Dos mujeres y tres varones de ese país entrenan en Kenia para representar a los refugiados en la pista de atletismo. Yiech Pur Biel, James Nyang Chiengjiek, Anjelina Nada Lohalith, Rose Nathike Lokonyen, y Paulo Amotun Lokoro entrenan juntos. Sus historias conmueven.
Cuando veamos a James competir en los 400 metros llanos, veremos a un joven que huyó de su país para evitar ser secuestrado y reclutado como niño soldado. Él, como los otros atletas de la delegación, y como expresa Yiech, estará pensando en todos los refugiados: “Quiero mostrarles que hay oportunidades y hay esperanzas. A través de la educación, pero también corriendo, se puede cambiar el mundo”.