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Aumenta la minería ilegal en la Amazonia venezolana

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Javier Ordovás - publicado el 15/04/16
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Indígenas piden medidas urgentes al presidente Maduro porque numerosos pueblos se ven afectados En el estado Amazonas de Venezuela hay numerosas áreas protegidas como los Parques Nacionales Yapacana, Parima Tapirapecó, Duida Marawaka, La Neblina, la Reserva de Biósfera Alto Orinoco Casiquiare, Zonas Protectoras, Reservas Forestales y Monumentos Naturales.

En ese sentido, existe un decreto del año 1989 que prohíbe la minería en todo el territorio de Amazonas.

Sin embargo, frente al grave y creciente problema de la minería ilegal en la Amazonia venezolana, las organizaciones indígenas solicitaron al presidente Nicolás Maduro adoptar medidas urgentes.

La minería, la industria extractiva, forma parte de los recursos naturales que el ser humano necesita para su propio desarrollo y debe realizarse de forma respetuosa con el medio ambiente y con el desarrollo sostenible.

Pueblos y comunidades afectadas

Los dirigentes indígenas venezolanos agrupados en la Organización Regional de Pueblos Indígenas de Amazonas (ORPIA) y la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Amazonía Venezolana (COIAM) manifestaron preocupación por la creciente actividad minera ilegal de oro en varias zonas del estado Amazonas, la cual afecta a numerosos pueblos y comunidades de la región.

En efecto, hacen un llamado para que se tomen medidas efectivas que protejan la Amazonía venezolana de los severos impactos ambientales y socioculturales.

En la solicitud las agrupaciones manifiestan que “durante los últimos años se ha observado un incremento de la minería ilegal en los cauces de numerosos ríos y zonas de selva alta, incluyendo la utilización de máquinas motobombas y embarcaciones con máquinas chupadoras, que utilizan métodos de dragado de las aguas de los ríos para la extracción de oro”.

Entre las múltiples preocupaciones expuestas por las organizaciones indígenas, también se destacan la suma de muchas otras ilegalidades que surgen amparadas bajo la explotación aurífera.

Entre ellas se dan “el contrabando de productos nacionales, el tráfico de combustible, la prostitución, la delincuencia organizada, la entrada ilegal al territorio nacional de personas foráneas sobretodo de Colombia y Brasil, la presencia de grupos armados generadores de violencia y el tráfico de sustancias prohibidas por la ley”.

Las organizaciones manifiestan la necesidad de sentarse con el Gobierno Nacional para dialogar sobre estos problemas con el fin de que se puedan coordinar acciones efectivas y medidas concretas que permitan controlar y erradicar la minería ilegal en Amazonas.


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Minería ilegal y Laudato Si

La encíclica del papa Francisco sobre la Casa Común, Laudato Si, hace referencia a este tema y de alguna manera generó un llamado a la acción para atender este problema.

Por ejemplo, en el numeral 37 el Papa indica que “algunos países han avanzado en la preser­vación eficaz de ciertos lugares y zonas –en la tierra y en los océanos– donde se prohíbe toda intervención humana que pueda modificar su fi­sonomía o alterar su constitución original”.

“En el cuidado de la biodiversidad, los especialistas in­sisten en la necesidad de poner especial atención a las zonas más ricas en variedad de especies, en especies endémicas, poco frecuentes o con menor grado de protección efectiva. Hay luga­res que requieren un cuidado particular por su enorme importancia para el ecosistema mundial, o que constituyen importantes reservas de agua y así aseguran otras formas de vida en la tierra y en los océanos”, prosigue.

Luego, en el numeral 38, el Papa menciona específicamente a “esos pulmones del planeta repletos de biodiversidad que son la Amazonia y la cuenca fluvial del Congo, o los grandes acuíferos y los glaciares”.

Francisco destaca de un modo particular la “importancia de esos lugares para la totalidad del planeta y para el futuro de la humanidad”. Y también indica los aspectos negativos vinculados a la actividad humana, entre ellos los intereses económicos internacionales.

“Cuando esas selvas son quemadas o arrasadas para desarrollar cultivos, en pocos años se pierden in­numerables especies, cuando no se convierten en áridos desiertos. Sin embargo, un delicado equi­librio se impone a la hora de hablar sobre estos lugares, porque tampoco se pueden ignorar los enormes intereses económicos internacionales que, bajo el pretexto de cuidarlos, pueden aten­tar contra las soberanías nacionales. De hecho, existen  propuestas de internacionalización de la Amazonia, que sólo sirven a los intereses eco­nómicos de las corporaciones transnacionales”, denuncia el Papa.

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