La zona, de fuerte identidad zapoteca, fue cristianizada por los dominicos a mediados del siglo XVI
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La sequía que sufre el sur de México no solamente ha acarreado problemas a los campesinos y a los agricultores, también ha hecho emerger de las aguas al menos dos templos construidos por la Orden de los Predicadores fundada por Santo Domingo de Guzmán y que estuvieron entre las órdenes de la primera hora de la Conquista de México por España en el siglo XVI.
El salir a la superficie de un templo anterior a éste fue en octubre del año pasado por la sequía del río Grijalva, que alimenta la hidroeléctrica Netzahualcóyotl, en Quechula, Chiapas. La Iglesia data también del siglo XVI y fue construida por los dominicos, encabezados por Fray Bartolomé de las Casas. La hundieron las aguas de un embalse en 1996.
Ahora ha salido a la luz otro hermoso ejemplo de la arquitectura de los dominicos en Oaxaca, Estado de sur, en donde existen construcciones religiosas realmente notables como el templo de Santo Domingo, en la capital del Estado (Oaxaca) o el templo abierto de Cuilapan de Guerrero. El que emergió de las aguas de la presa Presidente Benito Juárez, en la localidad de Jalapa del Marqués, confluencia de los ríos Tehuantepec y Tequisistlan.
Hace poco más de 50 años, el gobierno federal mexicano decidió sepultar el caserío de Santa María Jalapa del Marqués, junto con su templo, monumento histórico de más de cuatro siglos. No solamente hundió la Iglesia, también la producción agrícola del poblado y sus habitantes se dedican ahora a la pesca…, y a ser guías de turistas, cuando la sequía arrecia y la iglesia se deja ver más.
Es por marzo cuando las dos bóvedas del templo asoman como lomos de animales prehistóricos. Pero pocas veces se deja ver tanto como ahora, que ha sido la segunda vez que emerge de las aguas casi completo, aunque la presa, según la Comisión Nacional del Agua se encuentre a 40 por ciento de su capacidad.
Cuentan los antiguos de la zona que hace 8 años apareció completo, por efecto de una sequía prolongada. Pero duró poco su “aparición”. Y no fue tan fotografiada como ahora. La zona, de fuerte identidad zapoteca, fue cristianizada por los dominicos a mediados del siglo XVI y se convirtió en uno de los puntos nodales de la evangelización de los indígenas del sur-sureste de México.
Hoy, el templo dominico, carcomido por las aguas, habla del antiguo esplendor de este pueblo, que sepultó un plan de irrigación de los años sesenta del siglo pasado. Y con este acto, 400 años de historia religiosa en la zona del Istmo de Tehuantepec.