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El delito de enamorarse y casarse con alguien que tu familia no aprueba

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Jaime Septién - publicado el 04/03/16
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Documental que muestra la barbarie de los “asesinatos de honor” gana un Óscar y suscita compromisos de cambio en autoridades de PakistánLa noche más esperada, el súper domingo de Hollywood, con pasarela de estrellas y montajes espectaculares, de pronto se vio oscurecido por el drama de los llamados “delitos de honor” que se cometen en países como Pakistán.

En la 80ª ceremonia de los premios Óscar, que otorga la Academia Cinematográfica de Estados Unidos, el premio al mejor cortometraje documental recayó –por segunda ocasión en su trayectoria- en la periodista y directora Sharmeen Obaid-Chinoy por A Girl in the River: The Price of Forgiveness (Una Chica en el Río: El precio de Perdonar).

En este cortometraje Sharmeen Obaid-Chinoy denuncia la práctica del “precio del dinero” y los abusos de los derechos de las mujeres en Pakistán.

La cineasta ya cuenta con un Oscar, el que ganó junto a Daniel Junge, por otro poderoso documental llamado Saving Face (“Salvando la Cara”, en 2012) sobre los ataques con ácido contra mujeres en Pakistán.

Se convierte, así, en la primera persona pakistaní en conseguir dos premios de la Academia.

El cortometraje documental con el que ganó este 2016 está basado en una historia verídica, que la periodista ha seguido en primera persona.

Es la historia de Saba Qaiser, una joven pakistaní de 19 años, que, yendo contra del deseo de su familia, se casó con el hombre del cual está enamorada (y no con el que le tenía destinado su familia, “deshonrándola”).

Poco después del matrimonio, el padre y el tío de Saba la llevaron a la orilla del río, la golpearon, le dispararon en la cabeza, la colocaron en una bolsa plástica y la arrojaron al río, convencidos de haberla matado.

Un milagro que puede cambiar la historia

Habiendo sobrevivido de milagro, Saba logró arrastrarse hasta la primera aldea, donde fue llevada a un hospital y salvada por un médico, que a lo largo de meses le reconstruyó parte del rostro desfigurado por el disparo de pistola.

Con el padre y el tío en prisión, Saba sufrió enormes presiones de la comunidad, a tal punto que decidió perdonarlos, permitiendo que ellos recuperen su libertad, según la ley vigente en Pakistán.

El cortometraje está totalmente centrado en el punto de vista de Saba, a quien la directora conoce en persona.

El gobierno pakistaní estima que cada año cerca de mil mujeres son ajusticiadas en “delitos de honor”, pero otras estimaciones más neutrales consideran que las víctimas son al menos 4,000 cada año.

El “delito” de Saba fue faltar al “honor familiar” por haberse enamorado y casado con un joven al que su familia no aprobaba. La ley pakistaní contempla una cláusula en la que los atacantes pueden salir impunes si son perdonados por la víctima o un familiar.

Cuando aceptó el Oscar, la directora dijo: “No hay lugar en el islam para estas prácticas vergonzosas. Esto sucede cuando mujeres, convencidas, se unen: que ahora se haga lo mismo para abolir esta terrible realidad”.

Lo cierto es que el primer ministro pakistaní, Nawaz Sharif, se reunió con Sharmeen Obaid-Chinoy una semana antes de la noche de los Oscar. En esa reunión, la directora proyectó el film en la residencia privada del líder en Islamabad donde estuvieron presentes miembros del Senado y de la Asamblea nacional pakistaní. Al finalizar la proyección, Sharif prometió “liberar a Pakistán de este mal con leyes apropiadas”.

Una campaña en Avaaz.org está activa aún para sumarse a la voz de Saba y la directora Sharmeen Obaid-Chinoy para pedir al primer ministro que no olvide su promesa, así como llamar al presidente de Pakistán, Mamnoon Hussain, y a todos los parlamentarios paquistaníes a que hagan lo propio para tomar medidas contra los asesinatos por honor y suprimir el vacío legal que existe.

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