La cinta logra captar con acierto a ese niño miedoso que todos hemos llevado y seguimos llevando dentroCalificación por edades: todos los públicos
Trailer oficial en español: https://youtu.be/nkYXcB8KuwA
El reto era enorme: condensar el espíritu contenido en más de 18.000 tiras de cómic publicadas a lo largo de 50 años, conocidas casi universalmente, y ni traicionar a los personajes, ni al autor ni a los incontables fans de varias generaciones. Y hay que reconocer que el director Steve Martino lo ha conseguido y con holgura.
Trabajando codo con codo con el hijo del autor de Snoopy, Charlie Brown/Carlitos y todo el universo maravilloso de estos niños que nunca crecen dando lecciones a pequeños y mayores, el director Steve Martino ha logrado una magnífica película que sin duda habría llenado de orgullo a Charles M. Schulz.
A diferencia de lo que ha sucedido con otros personajes de cómic en los que una adaptación más o menos fiel de determinada aventura corre el riesgo de fracasar en su transposición desde las viñetas al celuloide, en “Carlitos y Snoopy: la película de Peanuts” se ha conseguido captar la esencia de cada personaje, del microcosmos en el que viven, de sus relaciones y de las circunstancias en las que viven y se ha creado una trama nueva y diferente a todo lo leído que, trufada de guiños y referencias a lo que los aficionados conocen por los cómics, consigue escapar del mal que aqueja en múltiples ocasiones a películas sobre personajes que viven en el papel sobre la base de historias de corto recorrido.
El aspecto quizá más sencillo, la parte gráfica, se ha solventado como no podía ser de otra forma con el acierto y soltura de un equipo (Blue Sky Studios) que ya había ofrecido previamente grandes éxitos del cine de animación por ordenador como son las sagas “Ice Age” o “Río”. El trazo tembloroso de Schulz está presente de forma constante en las partes más expresivas de los rostros (ojos, boca…) de personajes cuyos cuerpos han modelado tridimensionalmente los ordenadores dotándolos de vida y textura.
La parte más compleja, el argumento que debe mantenernos interesados durante hora y media, queda bien resuelto por la misma naturaleza del protagonista, consistiendo en una auténtica lección de filosofía de vida: el enamoramiento de la vecinita.
Recordemos que Carlitos/Charlie Brown es un personaje que sufre constantes ataques por parte de su entorno (de hecho el propio director ha confesado que tuvieron que medir mucho estos aspectos para no incurrir en lo que pudiera llegar a considerarse bullying o acoso escolar) que se suman a su naturaleza indecisa, su temor al fracaso (acrecentado cuando
La necesidad de aceptación social, el rechazo por quienes nos importan, alcanzar el triunfo en la vida… ¿quién no ha experimentado esas zozobras, acrecentadas en la edad menos adulta por la propia condición e inexperiencia? Carlitos es ese niño miedoso que todos hemos llevado y seguimos llevando dentro (aunque sea algún rato suelto al cabo del día) pero en esta película se pone de relieve lo que quizá le haya hecho uno de los personajes más populares del cómic: su determinación.
Carlitos nunca se rinde y no importa que jamás sea capaz de golpear el balón y que la mayoría de las veces termine con sus huesos en el suelo al intentarlo. Carlitos siempre se levanta y continúa adelante.