Tienen principios regulativos sobre la alimentación, la sexualidad, y tienen prohibida de la “especulación mental” (razonar)¿Quién no se ha topado en las calles o en el transporte público con unos jóvenes de cabeza rapada, vendiendo incienso, libros de cocina vegetariana o sobre la reencarnación de las almas? ¿Quiénes son estos jóvenes que con túnicas que nos recuerdan al hinduismo o al budismo se acercan tan amigablemente a ofrecernos su literatura o nos invitan a una degustación de comida vegetariana? Se los conoce como “Hare Krishna”.
¿De dónde vienen?
La Asociación Internacional para la Conciencia de Krishna (ISKCON), cuyos miembros son conocidos popularmente como “Hare Krishna”, es una secta de origen hinduista. Aunque enseñan que sus orígenes se remontan al siglo XVI como una rama del hinduismo, su verdadero origen tuvo lugar en pleno siglo XX, en la India, de donde pasó a Nueva York en 1965 y desde allí al resto del mundo.
El fundador de la misma fue el hindú Abhay Charan De, nacido en Calcuta en 1896, quien se adjudicó el nombre espiritual de Su Divina Gracia A. C. Bhaktivedanta, Swami Prabhupada. En 1922 encontró al que sería su Maestro Swami Bhaksidhanta Sarasvati, quién lo proclamó “Sanyasa” (santo) y le ordenó que divulgara por todo el mundo la milenaria ciencia espiritual de la India, conocida como Bhakti Yoga.
El 18 de setiembre de 1965 llegó a Estados Unidos, donde poco a poco, comenzó a reunir jóvenes que lo siguieron y fundó su primer templo en Nueva York. Desde entonces no ha dejado de crecer y llegan hoy a 20.000 miembros en el mundo, aunque muchas veces exageran sus cifras.
Antes de su muerte eligió a once de sus discípulos más antiguos para que transmitieran a las nuevas generaciones su sendero espiritual y murió el 14 de noviembre de 1977 en Mathura, India. Había escrito más de 70 volúmenes de traducciones y comentarios de los textos religiosos más importantes de la India y sus escritos se transformaron en la guía doctrinal del movimiento.
Doctrina: adoración de Krishna
Creen en Krishna, no como avatar de Visnú (así lo entiende el hinduismo), sino como divinidad única, Verdad suprema, Dios omnisciente y omnipotente.
Lo homologan al Dios de cualquier fe monoteísta, dirigiéndose a él con la expresión “Hare” que expresa profunda adoración. Para ellos todo procede de Krisna por emanación y todo retorna a él a final de cada ciclo cósmico.
El hombre era un ser originariamente espiritual, pero perdió su estado originario y tras su caída, quedó compuesto de un cuerpo burdo, material, de un cuerpo sutil, inmaterial y de un cuerpo espiritual. El cuerpo espiritual es el “yo auténtico” (atmán), que es inmortal, una chispa desprendida del fuego divino de Dios.
La aspiración del hombre es alcanzar la “conciencia de Krishna”, caer en la cuenta de su naturaleza divina, para no contagiarse del mundo aparente (sensorial) y retornar así a la fusión con Krishna.
Tienen tres grados iniciáticos: En el primero reciben un nombre nuevo y renuncian a su vida pasada (familia, profesión, relaciones sociales, régimen alimenticio, etc), en el segundo adquieren y desarrollan cualidades de guía espiritual, y en el tercero son llevados a la renuncia total o consagración total de sus pensamientos, palabras y obras a Krishna, recibiendo el título de “Swami”.
Su lectura principal es el Baghavad Gita, pero son normativos los textos y las interpretaciones doctrinal propias del fundador.
Recitar mantras y pensar lo menos posible
La norma más conocida es el rezo del mantra: “hare krishna, hare krishna, krishna, krishna, hare hare, hare rama, hare rama, rama rama, hare hare”, el cual debe repetir 1728 veces al día. Además tienen principios regulativos sobre la alimentación y la sexualidad, como la prohibición de la “especulación mental” (no razonar).
Deben acatar sin reservas todos los textos doctrinales y las libres interpretaciones del fundador.
Los “Hare Krishna” para evitar el ciclo de reencarnaciones se dedican exclusivamente al Señor (Krishna), practicando Bhatki Yoga o servicio devocional.
Viven en estructuras cerradas bajo rígida autoridad del gurú que preside el templo. Se levantan a las tres o cuatro de la mañana y tienen un primer pensamiento en favor de su maestro espiritual. Luego se duchan con agua fría y ante el altar se pintan con tiza en los brazos, pecho y frente, para luego rezar el mantra. Terminada la meditación personal honran al maestro con ofrenda de flores y asisten una instancia formativa sobre libros sagrados.
Cerca de las ocho se sirven un desayuno vegetariano y luego algunos irán a la calle a vender libros, otros realizarán tareas de limpieza y los más nuevos realizan cursos de formación.
La sexualidad exigiría un artículo aparte, ya que las relaciones sexuales están prohibidas en el templo, excepto que sea un matrimonio consagrado, pero el ideal es la castidad absoluta. A los matrimonios se les recomienda tener sexo solo para procrear niños “con conciencia krishna”.
¿Lavado de cerebro?
Para la amplia mayoría de los especialistas en la materia, es una secta peligrosa donde se practican las más conocidas técnicas de reforma del pensamiento, convirtiendo al adepto en un esclavo del grupo. Solo enumeraremos algunas técnicas de manipulación conocidas a partir de sus enseñanzas y prácticas.
– Aislamiento del mundo exterior. Enseña Prabhupada: “Las relaciones íntimas de la familia no son más que una enfermedad de la piel. Cuando una persona se ocupa de los deberes de la conciencia de Krishna, no necesita actuar en relación al mundo material, o con las obligaciones hacia las tradiciones familiares…”.
Si el adepto se vuelve un fanático seguidor de sus enseñanzas, es muy fácil comprender el paulatino alejamiento de su familia y amigos para una consagración total a la secta.
– Debilitamiento físico: Prabhupada interpreta así el texto 17 del Baghavad Gita: “Cualquier momento que se desprecia durmiendo innecesariamente se considera una gran pérdida. Una persona consciente de Krishna no puede soportar pasar un minuto de su vida sin ocuparse del servicio del Señor. Por lo tanto, su dormir se mantiene al mínimo. En ese aspecto, su ideal es Srila Rupa Gosvani, quien siempre está ocupado en el servicio de Krishna y quien no podía dormir más de dos horas al día, y algunas veces ni siquiera eso”.
Si agregamos a las pocas horas de sueño, la alimentación empobrecida por un vegetarianismo exagerado, escaso en proteínas, y el trabajo cotidiano de proselitismo callejero y las horas dedicadas a los rituales, es comprensible que los jóvenes adeptos se vayan debilitando paulatinamente, haciéndose más dóciles a cualquier proceso de manipulación psicológica.
– No pensar: Se prohíbe directamente la “especulación mental”. En varias investigaciones se ha demostrado que se estimula doctrinalmente a no pensar, a tener la mente ocupada solo en Krishna y obedecer al maestro, sin cuestionar nada.
Se les entrena para ocupar sus mentes de modo de inhibir la conciencia crítica. Se recomienda a los devotos a “entrenar sus mentes para que sean incapaces de recordar otra cosa que no sea Krishna”.
Testimonios
El historial de denuncias es largo, desde los años setenta hasta nuestros días, y puede rastrearse en la bibliografía de este artículo. Aunque algunos distinguen agrupaciones más fundamentalistas y fanáticas y otras más abiertas y tolerantes dentro de los Hare Krishna. Dejo a continuación, unos pocos testimonios recogidos en diversos libros de investigadores que han publicado sobre esta secta:
“Yo llevaba casi dos años en un templo holandés de los Hare Krishna. Una tarde, el jefe del templo le pegó una tremenda bronca a una compañera por una cuestión de recaudación de dinero. La humilló hasta hacerla llorar y, entonces, dijo que las mujeres no éramos dignas de estar sirviendo a Krishna. Mi compañera protestó y el resto de los devotos que estábamos en la sala permanecimos callados, recitando el mantra con la yapa. No recuerdo muy bien la escena, pero el jefe acabó diciendo que si de verdad se creía digna de Krishna, que se tirase por la ventana. Y ella lo hizo, sin más. Se destrozó contra el suelo y se dijo a la policía que la chica se había suicidado porque tenía muchos problemas personales. Nunca he entendido qué pasó allí, todo me quedó como una nebulosa. Tardé meses en reaccionar, pero al final dejé la secta y regresé a España”.
(Citado por Pepe Rodríguez)
“El templo de los Hare Krishna era como un campo de concentración en el que se nos había lavado el cerebro a todos y se nos había enseñado que los que no pertenecen al grupo (el resto de la sociedad), eran perros, camellos, cerdos y asnos, como dice el canto 12 de Srimbad Bhagavatam. En una palabra, me di cuenta, con horror, que había vivido en un mundo loco, como el de Jim Jones, y que podía haber terminado como Guyana, en un suicidio colectivo”. (Citado por Alfredo Silleta).
“Una tarde llegó hasta mi consultorio, una madre con su hijo de 19 años, el que se había arrojado desde un balcón y fracturado un brazo, al escapar de una sede de los Hare Krishna, en la ciudad de San Pablo en Brasil.
Debido a que fue internado en un hospital, pudo hacer llamar a sus padres por teléfono a Montevideo y éstos lo fueron a buscar.
El joven con la mirada extraviada y el sonido de los tambores en sus oídos, me narró y confirmó lo que yo ya conocía de la vida y principios de los integrantes de esta exótica secta” (Pbro. Julio C. Elizaga).
BIBLIOGRAFÍA
ELIZAGA, Julio C. (1988). Las sectas y las nuevas religiones a la conquista del Uruguay. Montevideo: La Llave.
GARCÍA HERNANDO, J. (1993). Pluralismo religioso II. Sectas y nuevos movimientos religiosos. Madrid: Atenas.
GUERRA GÓMEZ, M. (2005). Diccionario Enciclopédico de las Sectas. Madrid: BAC.
SILLETTA, A. (2007). Shopping espiritual. Las sectas al desnudo. Buenos Aires: Planeta.