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Favorecer la adicción al juego es criminal

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Esteban Pittaro - publicado el 01/12/15
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Lo que Jorge Bergoglio opinaba hace unos años sobre los juegos de azar y lo que dicen hoy obispos argentinos

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El edificio se erige, ya concluido, desde hace meses. Aledaño a barrios muy humildes del conurbano bonaerense, el Bingo La Noria cuenta con todo: carteles, luces, estacionamiento. Sólo falta que corten la cinta y lo inauguren.

El rechazo de concejales locales de varios partidos y de diputados provinciales detuvo durante los meses de campaña la inminente apertura de un imponente salón de juego que está ubicado en uno de los puntos de acceso a la ciudad de Buenos Aires.

Pasada la campaña, ¿qué ocurrirá? Con las fuerzas políticas acaso agotadas después de un intenso año de permanente campaña, el obispado de Lomas de Zamora emitió un comunicado, firmado por sus obispos, en el que con vehemencia piden que no se abra el salón de juego.

“Queremos levantar nuestra voz sabiendo que expresamos el sentir de muchos para oponernos enérgicamente al funcionamiento de dicho bingo”, manifiesta un comunicado firmado por el obispo titular Jorge Lugones, y los auxiliares Jorge Vázquez y Jorge Torres Carbonell.

Todos sabemos de las consecuencias terribles que se siguen de una adicción como la del juego. Permitirla y favorecerla es criminal, un crimen contra los más pobres, ya que si hay un lugar donde circulan miles, es en esa zona de nuestra periferia”, denuncian con vehemencia.

E invitan a no olvidar “que el juego desune y destruye familias, quiebra la autoestima de las personas, enferma y esclaviza”.

A la vez, los obispos advierten sobre las consecuencias en las personas adictas que padecen de ludopatía, “personas débiles que terminan siendo despojadas por quienes sin escrúpulos amasan fortunas”.

Los obispos de Lomas de Zamora citan una declaración de 2010 de la Conferencia Episcopal Argentina que señaló su preocupación por este tipo de salas que, con máquinas electrónicas, poseen todas las características de los casinos favorecen conductas adictivas.

“Es importante hablar sin eufemismos. El juego de azar es un negocio que mueve gran cantidad de dinero para beneficio de unos pocos en detrimento de muchos, especialmente de los más pobres. Sabemos también de la vinculación de esta actividad con el lavado de dinero proveniente del tráfico de drogas, armas, personas. La problemática es vasta y compleja”, escribió entonces la Comisión Permanente del Episcopado, que era presidida en ese momento por el cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco.

En otra parte del documento de 2010, que tiene una impronta muy cercana al habitual uso de la palabra que tiene el Papa, se señala: “Persiguiendo una fantasía irreal de ganar dinero sin esfuerzo se llega al golpe de la desilusión. Por lo general se comienza con pequeñas sumas que llevan a la peligrosa vorágine de no saber parar hasta caer en otra ilusión: ‘recuperar lo perdido’. Somos testigos de hermanas y hermanos que nos han contado de la pérdida hasta de sus propios hogares por esta adicción”.

Cinco años después de aquel primer documento publicado bajo la presidencia del cardenal Bergoglio, obispos argentinos siguen advirtiendo sobre la manipulación del pobre que suponen este tipo de emprendimientos vinculados con el juego.

Mientras el Bingo La Noria aguarda la apertura, quienes la promueven quizá hagan bien en recordar, como hacen los obispos de Lomas de Zamora, aquel documento del episcopado en 2010.

En él la condena vehemente tenía la impronta de un hombre ante el que hoy probablemente se rindan, pero a quien cuando estaba en Buenos Aires ignoraban olímpicamente.

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