Su hipotética crítica al fanatismo religioso se queda en agua de borrajas, si uno presta atención a lo que se nos están contandohttps://www.youtube.com/watch?v=e2Fl1fS_iQM
NO RECOMENDADA PARA MENORES DE 17 AÑOS – Imágenes de alto contenido violento o sexual
La novela original en la que se basa La religiosa fue un escándalo desde el mismo día en el que se publicó. Editada en 1760 y escrita por un intelectual de la época, Denis Diderot, la obra del mismo título no ha hecho más que remover la sensibilidad religiosa en tanto en principio, es una obra concebida para criticar la vida en los conventos. La religiosa nos cuenta la historia de Suzanne (Pauline Etienne), una joven de 16 años que es obligada por su madre a ingresar en un convento de monjas. Se ha dicho que la cinta retrata la lucha de una joven por descubrir el mundo frente al fanatismo religioso. No se crean todo lo que lean.
Es cierto que La religiosa destila una nada disimulada crítica a la austeridad (y hasta rudeza) de la vida de clausura. Sin embargo, no es menos cierto que, la película reúne a su alrededor todos los tópicos que uno podría esperar un film de este tipo. Tendremos, faltaría más, una monja de arbitraria autoridad y desde luego, no podía faltar tampoco, la religiosa lesbiana que no puede reprimir su atracción por la joven recién llegada.
En cualquier caso que nadie se escandalice. En La religiosa no hay una sola escena de sexo y ni se sugiere, aunque sí es incomoda la situación. Y no porque uno pueda tolerar o no semejante propuesta sino por la reacción de la protagonista, atrapada entre la espada y la pared, en un lugar en el que no quiere estar acosada sexualmente por quien tampoco quiere conocer.
Hay que reconocer que la película, a grandes rasgos, no está mal hecha. Su fotografía está realmente cuidada buscando el detalle de la precaria iluminación de la época y los actores están también muy bien. Sin embargo la realización se sitúa en un ambiguo limbo entre la búsqueda de la trascendencia y la simplificación más bochornosa. Nada destaca demasiado en La religiosa, de modo que a veces resulta tan fácil de ver como de olvidar, lo cual no es buena señal.
De hecho, su hipotética crítica al fanatismo religioso se queda en agua de borrajas por poco que uno preste atención a lo que se nos están contando. Suzanne accede a ingresar en un convento para ayudar a su madre. Sin embargo, no tiene vocación. Nada hay de malo en ello. Sin embargo, su respeto y seguramente también, amor a Cristo, le obliga, cuando un sacerdote le pregunta si va ingresar por su propia voluntad en el convento, a decir que no. Es muy clara en este sentido, “no podía mentir, Dios no lo permitiría”.
Si alguien, quien fuera, ingresara donde fuera, ya sea un convento, una academia, un instituto o un nuevo trabajo y al cabo de un rato es atosigado por el caprichoso autoritarismo de un jefe inaguantable y a renglón seguido acosado sexualmente, lo lógico y normal sería echar a correr. Es cierto que hay una crítica en La religiosa, pero creo que no está bien organizada y que en el fondo es un poco confusa. ¿Todo es criticable? Desde luego. Pero ya que criticamos al menos hagámoslo bien.