En enero de 1999, la familia Meyers perdió repentinamente al padre a la edad de 47 años. Sólo después de su fallecimiento conocieron que la “cardiomiopatía hipertrófica” era una cardiopatía genética que, después de saltar dos generaciones, había resurgido provocando la muerte de Greg Meyers, padre de cuatro hijos.
Los años pasaron con rapidez y la familia siguió adelante ocupada con los eventos que ocurrían en el seno de la vida familiar. Rodeado de su mamá y sus tres hermanas, Paul, el único varón, asumió desde muy joven el papel de cabeza de familia.
Como líder de la familia Meyers, Paul animó a sus hermanas a servir siempre con un corazón generoso, y les dio un excelente ejemplo realizando el mismo mucho trabajo voluntario en diferentes organizaciones. En el 2004, Paul se graduó de abogado con notas de suma cum laude en la universidad de Mississippi.
Cada cinco años los cuatro hermanos se sometían a un chequeo por los cardiólogos debido a esa condición genética hereditaria que hacía que el músculo de su corazón pudiera crecer demasiado sin una causa aparente y provocar la muerte en algún momento.
Desafortunadamente a pesar de este control, Paul desarrolló los síntomas de la enfermedad pero no fue diagnosticado y a la edad de 33 años, su muerte repentina fue otro choque enorme para la familia Meyers y también lo fue para sus amigos que conocían a Paul como un joven atlético y saludable.
Inmediatamente estos amigos de Paul sugirieron crear un evento anual para honrar el aniversario de su muerte. “Cuando Paul falleció el 31 de marzo de 2012, su amor genuino por toda la humanidad continuó brillando y nuestra familia se inundó del amor y los buenos deseos de los demás. Desde ese momento comprendimos que debíamos honrar la memoria de Paul anualmente y lo mejor era haciendo algo caritativo, y así nació la Fundación de Paul Meyers”, comenta una de sus hermanas.
La familia se enteró de que Johnna Beuerlein, una amable enfermera que estuvo junto a Pablo durante sus últimos minutos, realizaba un viaje anual a una misión médica en Haití. Beuerlein se compenetró mucho con la familia de Paul y con el espíritu que los impulsaba a servir a los demás y decidió renombrar su viaje como “La misión médica de Paul Meyers para Haití”.
Los amigos de Paul encontraron una excelente manera de recaudar dinero para financiar este viaje anual. En abril de 2013, un año después de la muerte de Paul, amigos y familiares formaron oficialmente un Comité Ejecutivo y organizaron el primer torneo anual de golf en memoria de Paul Meyers.
Este primer torneo (Paul Mayers Memorial Golf Tournament) logró recaudar 17.000 dólares y en los últimos tres años, el evento ha recaudado más de 40.000 para el trabajo de la misión médica en Haití.
Durante la planificación del primer torneo de golf, la familia de Meyers conoció a otra familia de Birmingham que había sufrido la pérdida de su querido hijo Daniel a los 20 años, por la misma enfermedad genética del corazón. Esta familia de apellido Ajlouny decidió unir fuerzas con los Meyers y surge un segundo objetivo de la fundación: educar sobre la salud del corazón para prevenir muertes prematuras por desconocimiento.
A esta labor deciden llamarla “el Proyecto Daniel” en honor al hijo fallecido de los Ajlouny. El año pasado en su primer evento de recaudación de fondos a través de una muestra de vinos y una campaña de donaciones, recolectaron cincuenta mil dólares. El jueves 22 de octubre de este año celebraron su segundo evento de recaudación.
Un tercer objetivo de la Fundación Meyers está relacionado con la trata de personas, una cuestión social que estaba muy cerca de corazón de Paul por sus experiencias como un defensor público. Recientemente se han asociado con Jerry y Hellen Shelby, otra familia local que está recaudando fondos para construir un orfanato para niñas en Haití en honor de su hija, Melissa.
Indirectamente, el orfanato ayudará a combatir el tráfico humano ya que los niños huérfanos, especialmente en países extranjeros y pobres, tienen un alto riesgo de ser víctimas de la trata. La fundación espera poder agregar varios proyectos en el futuro que ayuden a combatir el flagelo del tráfico humano.
Estas familias y la labor que realizan son un digno ejemplo a imitar para transformar el dolor y el sufrimiento en una oportunidad de crecimiento humano y espiritual, cuando salimos de nosotros mismos para servir a los demás.
Hoy celebramos a...