Un reciente estudio de la Organización Internacional para las migraciones (IOM), publicó los datos que demuestran un quiebre de la tendencia, que comenzó con la crisis económica de 2008. En 2012, 181.000 europeos habían dejado el Viejo Continente con destino a América Latina y el Caribe, frente a 119 mil latinoamericanos que recorrieron el camino inverso. En la clasificación de los países de origen, España se ubica a la cabeza, seguida por Italia, Portugal, Francia y Alemania.
En cuanto a los países de destino, los datos del censo de 2010 en Argentina, elaborados por el INDEC y publicados por el diario local en lengua inglesa Buenos Aires Herald, muestran que en el período 2002-2010 se duplicaron los inmigrantes de la UE en este país respecto al período 1991-2001, llevando el total de europeos a 300.000, el 16 por ciento del total de inmigrantes. Curiosamente solo el número de inmigrantes italianos en Argentina permaneció relativamente estable, equivalente a 2000 personas por año.
Muy distinto es el caso de los españoles. La “fuga” de España como consecuencia de la crisis empujó fuera de su país 154.000 personas, el 85 por ciento de la emigración europea de ese año. En Argentina, los españoles pasaron de ser cerca de 1.000 en 2003 a 17.000 en 2009, para bajar a 13.000 en 2012, año de los últimos datos disponibles.
El perfil del inmigrante europeo en Argentina, según el estudio, es un hombre solo de entre 25 y 35 años, sin familia a cargo, con elevado nivel de instrucción y en busca de ocupación en el ámbito del business internacional.
Analizando los datos del estudio de la Organización Internacional para las Migraciones se pueden deducir también que han cambiado los destinos. “Los países que históricamente recibían el mayor número de europeos –Argentina, Brasil y Venezuela- han disminuido el número de ciudadanos de la UE, compensado por un marcado aumento en Chile, Perú, Bolivia y Ecuador”.
Siempre dentro de la tendencia general de aumento, los europeos ya no eligen los destinos tradicionales y optan por nuevos países. Especialmente en Perú, el flujo no tiene precedentes. Debido al importante crecimiento económico que vivió el país andino en los últimos años, la inmigración europea pasó de niveles prácticamente insignificantes a 11 mil entradas desde 2012, cifra que sigue en aumento. En este caso también la mayoría de los recién llegados proviene de España.
La disminución del flujo migratorio latinoamericano hacia Europa
En cuanto al recorrido inverso desde América Latina hacia Europa, el número de migrantes latinoamericanos bajó un 68% con respecto a 2007, cuando se registró el máximo histórico. Los países que en este momento muestran el número más alto de partidas hacia el Viejo Continente son Brasil, Colombia, Perú y Ecuador, y entre ellos suman la mitad de la emigración total, a pesar de la disminución general.
Es interesante observar cuáles son los países europeos donde se concentra esa emigración. Según la OIM, “los migrantes de América Latina y el Caribe prefieren 6 países europeos. El 51% reside en España, le sigue Italia (15 por ciento), Reino Unido (9 por ciento), Francia (7 por ciento), Holanda y Portugal (6 y 4 por ciento).
Artículo originalmente publicado por Tierras de Ámerica
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