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Había muchos católicos clandestinos en la Inglaterra isabelina. La Inglaterra de Isabel I era un estado de policía protestante. Todos debían jurar fidelidad a la reina.
La participación en las liturgias era obligatoria. Quien no lo hacía era sancionado, encarcelado luego nuevamente sancionado. La Iglesia católica entró en la clandestinidad y se desarrolló una red secreta de familias fieles a Roma.
La familia de Shakespeare era una de ellas. Los católicos clandestinos eran llamados “renunciantes”, que significa que rechazaban la religión del Estado.
La madre de Shakespeare era de la familia Arden, núcleo famoso e influyente de renunciantes en Warwickshire.
Uno de los Arden fue condenado a muerte por haber escondido a un sacerdote y John Shakespeare, padre de William, fue multado por haber rechazado presenciar las liturgias anglicanas. Una hija de Shakespeare, Susana, fue señalada como católica.
Un panfleto católico fue encontrado escondido entre los restos de la casa natal de Shakespeare. Era la traducción de un tratado de san Edmund Campion, jesuita, que fue ajusticiado en 1581.
El joven William Shakespeare vivió en la casa donde fue encontrado este escrito y en el tiempo en que fue escondido.
Shakespeare tuvo probablemente un matrimonio católico. Se casó con Anne Hatawat en 1582, pero no en la iglesia de la parroquia de pertenencia: los dos prefirieron que los casara el padre John Frith, en su pequeña iglesia cercana al pueblo de Temple Grafton.
Cuatro años después el gobierno acusó a Frith de ser sacerdote católico. ¿William y Anne fueron a verlo para tener un matrimonio católico?
Shakespeare escribió sobre los católicos con simpatía. En sus obras teatrales incluyó personajes católicos con características positivas: fray Lorenzo en Romeo y Julieta y fray Francisco en Mucho ruido y pocas nueces.
La obra de Shakespeare indica además un conocimiento profundo del rito y de la doctrina católicos.
Shakespeare condenó el régimen Tudor. Hamlet es una obra sobre la desintegración social, el incesto, la locura, la infertilidad y el asesinato. Todas ellas cosas de las que los católicos acusaban al régimen Tudor de Enrique VIII y de Isabel.
Shakespeare vincula la revuelta social y el caos al protestantismo. Hamlet y su amigo Horacio son “estudiantes de Wittenberg”, que fue la cuna del protestantismo, y Dinamarca es representada como un nuevo régimen protestante. La referencia está clara: la revolución protestante ha llevado al homicidio, el fratricidio, el incesto, y el caos en el país.
Shakespeare quizá visitó el colegio inglés en Roma. En 2009 los archivistas del venerable colegio inglés en Roma descubrieron en los registros de las visitas dos misteriosos nombres que podrían haber sido pseudónimos usados por Shakespeare.
Vistos los tiempos y el peligro, los católicos ingleses en el extranjero a menudo viajaban bajo un nombre falso. Las fechas coinciden con las de un periodo en que no sabemos dónde se encontraba Shakespeare.
Tras su retiro de la actividad, Shakespeare compró una propiedad en Londres quizá como refugio para sacerdotes católicos. Compró para ser más precisos el Blackfriar’s Gatehouse a un precio desorbitado. Se dice que lo usó para ofrecer refugio a los sacerdotes clandestinos y para que celebraran misas a escondidas.
Shakespeare, se dice, murió como católico. Dejó casi todo en su testamento a la hija católica Susana. No dejó nada a los miembros protestantes de su familia y a mediados del siglo XVII un pastor anglicano escribió que el gran poeta y dramaturgo había muerto como papista.