San Jorge es un hombre que murió por su fe cristiana como mártir en Dióspolis o Lidda, en Palestina, la actual ciudad de Lod, en Israel, a 16 kilómetros al sur de Tel Aviv, en la costa.
Poco más sabemos con rigor histórico de este mártir tan venerado por todas las Iglesias en Oriente y Occidente especialmente desde el siglo IV.
Fue entonces cuando parece que se originó su leyenda:
Jorge era hijo de Geroncio, un oficial del ejército romano, y Policromía, quien educó a su hijo en la fe cristiana.
Cuando murió su padre se trasladó a la ciudad natal de su madre, Lidda.
Un soldado con conciencia
Poco después de cumplir la mayoría de edad, Jorge entró en el ejército. Fue un brillante soldado y antes de los 30 años ya fue destinado a Nicomedia como guardia personal de Diocleciano.
En el año 303, este emperador emitió un edicto que autorizaba perseguir a los cristianos en todo el imperio. Jorge recibió órdenes de participar.
Entonces confesó que él también era cristiano y Diocleciano ordenó que le torturaran para que renunciara a su fe cristiana.
No lo logró, así que se ordenó su ejecución. Fue decapitado frente a las murallas de Nicomedia el 23 de abril de 303.
Princesas y dragones
En otra de las leyendas sobre su figura aparece el famoso dragón, un monstruo que se comía dos ovejas diarias. Cuando ya no quedaba ganado, se sacrificaban doncellas.
San Jorge logró matar a la bestia con su lanza y liberar a la princesa antes de ser devorada por ella.
Es patrón de Inglaterra, Portugal, Bulgaria, Etiopía y Georgia, y en España de las comunidades autónomas de Cataluña y Aragón, así como de varias poblaciones.