Mercados, sociedades y gobiernos permisivos con las altas ganancias producto de la prostitución y los subcontratos, esclavos modernos
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Expertos internacionales se reunieron del 17 al 21 de abril en el Vaticano para reflexionar sobre la trata de personas. Prostitución, tráfico de órganos, trabajo forzado y esclavitud domestica se encontraban entre los temas tratados en la sesión plenaria organizada por la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales del Vaticano.
Intervinieron este martes 21 de abril en la presentación de las conclusiones en la Sala de Prensa del Vaticano: Margaret Archer, presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales; el profesor Stefano Zamagni y el profesor Pierpaolo Donati, miembro de la misma Academia.
En primer lugar, siguiendo la sugerencia del Papa Francisco, la Sesión propuso que el tráfico de seres humanos sea considerado como un crimen contra la humanidad para responder al vacío de las legislaciones nacionales para prevenir y combatir el fenómeno.
En este sentido, los estudiosos, agentes sociales y representantes políticos convocados por el Vaticano concuerdan que es necesario crear una agencia internacional para acabar con el tráfico a nivel planetario e incluir la lucha contra este flagelo en los objetivos del desarrollo del Milenio para los próximos 15 años.
“Hablaremos con el secretario de la ONU el próximo 28 de abril cuando visite el Vaticano”, dijo Margaret Archer, presidente de la Pontificia Academia de las Ciencias Sociales.
Asimismo, sostuvo que dos puntos importantes de la reflexión son: la protección de las victimas – que prevé la distinción entre inmigrante ilegal y la persona esclava para que puedan denunciar – y las alternativas para reducir el mercado de la trata.
En la presentación se subrayó que la trata no es solamente una cuestión de explotación sexual, sino que también significa trabajo forzado, que varios países ricos explotan, incluso a nivel individual con la esclavitud bajo el techo doméstico.
Para ilustrar la situación, el profesor Zamagni citó a la Organización de las Naciones Unidas en Viena: el 70 por ciento de los esclavizados son mujeres y niñas, y el 72 por ciento de los traficantes son hombres.
La subcontratación es también esclavitud
Para obtener resultados en reducir la esclavitud y el tráfico se necesita luchar contra el individualismo libertario que alimenta fenómenos modernos como la “subcontratación”, por ende es indispensable promover “la responsabilidad social de las empresas”, explicó Zamagni, miembro de la Academia.
Esclavos en fábricas del horror en el Sur del mundo
El trabajo forzado que subyace en los precios "competitivos" por ser los más baratos del mercado es otro problema por resolver en ámbito mundial.
“Este es un problema grave, ya que aquí se pone en cuestión el concepto de libertad. Es decir, es la libertad de elección que me dice: ¿Usted tiene que elegir entre morir ahora, o vender en las condiciones que me impongan? Y si decido aceptar la segunda opción, ¿puedo decir que soy libre?”, aseveró el también profesor de la Universidad italiana de Bolonia.
Además, claramente queda en pie la necesidad de la lucha contra la criminalidad organizada, que se sabe usa violencia y corrupción.
Por su parte, el profesor Donati pidió erradicar los prejuicios, como el de confundir “al inmigrante que huye con la persona esclavizada”. “Los inmigrantes que huyen en los barcos no son esclavos que irán a trabajar en la prostitución, sino mayoritariamente personas que solicitan el estatus de refugiados”, precisó.
Recordó también que con la criminalización de ciertos delitos como la prostitución se han logrado pocos resultados, y que por ello es prioritario reducir la demanda de prestaciones sexuales. Aquí, el problema es de educación y cultural, además de económico debido a los enormes ganancias que produce la prostitución. Incluso varios países europeos obtienen beneficios tributarios de esta práctica.
Asimismo, otro punto importante es combatir el tráfico de órganos y educar a la población a donar los órganos voluntariamente, promover entre la población la solicitud de las tarjetas que autorizan la donación de sus órganos en caso de muerte y explicarlo a los fieles, en los colegios, y en las asociaciones para sensibilizar a la opinión pública, dirigiéndose no sólo a los individuos sino también a las redes sociales y a la sociedad civil.