El argentino Alfredo Leuco le había escrito una carta abierta en la que, respetuosamente, le cuestionaba por recibir a la presidenta Cristina Kirchner en un contexto electoral: la conmovedora respuesta del Papa
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Alfredo Leuco estaba celebrando su cumpleaños 60 en San Pedro, provincia de Buenos Aires, cuando recibió por Whatsapp un mensaje desde San Pedro, Roma.
El oficial de protocolo del Vaticano Guillermo Karcher, argentino y cercano colaborador del Papa Francisco, le pedía su correo y le adelantaba que el Papa Francisco había leído su carta abierta al Pontífice, en la que Leuco expresaba a Francisco su disconformidad, compartida por varios otros periodistas y, según él, gran parte de la opinión pública, por recibir a Cristina Kirchner en una nueva visita, esta vez en un contexto claramente electoral.
A los pocos minutos, Leuco advirtió que en su contestador automático había un mensaje de un llamado que por cuestiones de señal no pudo escuchar. Era, como inició el mensaje, “el Padre Bergoglio, Francisco”, para agradecerle la carta. A las pocas horas el teléfono sí sonó y pudieron conversar.
Alfredo Leuco relató -tanto en su programa de Radio Mitre Tiene la Palabra, como en el programa que desde hace poco conduce por la señal TN con su hijo el también periodista Diego, Los Leucos- algunos detalles de una conversación que dejó al renombrado periodista al borde del desmayo.
La carta de Leuco
El extenso mensaje de Leuco, leído inicialmente a modo de editorial en su programa de radio el jueves 9 de abril, rápidamente generó polémica en redes sociales y otros medios periodísticos.
Leuco se presentaba: “No soy creyente pero admiro a los creyentes. Y creo en usted y en los valores que predica. En su austeridad franciscana, en su defensa de los más débiles y los más pobres, en vivir como se piensa, en su apuesta a construir la paz en el mundo y el ecumenismo fraternal de las religiones”.
Las expresiones de Leuco son sinceras y reconocidas, puesto que de su boca no suelen salir infundados comentarios sobre la Iglesia, tan comunes en periodistas políticos de renombre.
“Usted confiesa que es un pecador. Reconoce que no es Dios y por lo tanto no es perfecto. Eso me da coraje como para expresarle mi humilde disidencia con la decisión de recibir por quinta vez a Cristina Fernández de Kirchner. Soy periodista, busco la verdad aunque nunca la encuentre del todo y mi misión en la vida es contar lo que pasa o lo que creo que pasa y lo que pienso de las cosas", prosiguió.
"Sabrá usted disculpar semejante atrevimiento. Pero aquí abajo, en el fin del mundo y con los pies sobre la tierra, le cuento que una gran porción de los argentinos está molesta, disgustada o desilusionada con la nueva cita que le dio a Cristina para el 7 de junio”, continuó Leuco.
Sin exabruptos y en un tono que el mismo Francisco agradeció, siguió Leuco: “Ella será candidata a gobernadora o a diputada y si no es así, será la que lleve de la mano por todo el país a los candidatos de su partido. Ella es una mujer poderosa desde todo punto de vista y mostrarse a su lado es una ayuda muy grande que se suma a la utilización del aparato del estado en beneficio propio que hacen los Kirchner".
"Permítame que le diga admirado Papa Francisco: Usted reclama manos limpias, uñas cortas y ética para la función pública y este gobierno es el más corrupto de la historia argentina -denunció el periodista-. Usted habla de ayudar a los pobres y este gobierno dejó de medir la pobreza. Usted fomenta el camino del encuentro y el diálogo y este gobierno instaló el odio”.
La respuesta del Papa
La carta, más larga que lo aquí reseñado, rápidamente pasó de la radio al papel y a los dos días llegó a manos de Francisco.
En la conversación que mantuvieron, según expresó Leuco, el Papa le agradeció el respeto y la honestidad con la que fue escrita.
Francisco le insistió a Leuco que, pese a la emoción, le contara lo que pensaba
. En su devolución, sobre dos puntos en particular le pidió reserva: sobre unas anécdotas de cómo se sintió usado por la clase política, y sobre una cuestión informativa que en nada quitaba una coma de la carta abierta, según Leuco.
Asimismo, y acompañando el pedido del periodista de poder trasladar el agradecimiento por una crítica en un país tan polarizado como el argentino, el Papa no sólo accedió sino que le adelantó que se lo escribiría por correo para que no quedasen dudas.
Mientras el Papa le agradecía por su sincero cuestionamiento, miles de cuentas de Twitter, en general de usuarios afines al gobierno, fustigaban agresivamente a Leuco. Pero la actitud de Francisco, ante la respetuosa actitud de Leuco, era otra.
En un correo electrónico, recibido horas después, Francisco le escribe: “Recibí su carta del pasado 9 (Carta abierta al Papa Francisco) y le agradezco de corazón que la haya escrito”.
“El tono sereno manifiesta la voluntad de comunicarse frontalmente y las disidencias se dicen con paz, fluidamente. No hay allí una sola agresión o alguna expresión altisonante. Y esta actitud edifica, une, es constructiva. Gracias, muchas gracias”, continúa el Papa.
Y le comparte un pensamiento: “Me permito una confidencia. Al concluir la lectura de su carta me vino a la mente una de las Bienaventuranzas: "Felices los mansos, porque recibirán la tierra en herencia" (Mt 5, 4). La mansedumbre, esa actitud tan ligada a la paciencia, a la escucha, a la ponderación y que -a veces- en el imaginario colectivo se la confunde con pusilanimidad. Pero no es así: en realidad es la virtud de los fuertes. Nuevamente, gracias”.
Francisco cierra su correo, como siempre, pidiendo oraciones. Emocionado Leuco, de ascendencia judía, narró en sus programas, casi avergonzado, que no sabía rezar. Pero que le iba a pedir a dos amigos rabinos que le enseñasen a hacerlo.