Dios vive en Nápoles: tened esperanza y no os resignéis al mal
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El Papa Francisco se dirigió públicamente hoy a la Camorra y otras organizaciones criminales que martirizan Nápoles, capital del Mezzogiorno italiano, en la Misa celebrada en Piazza Plebiscito, en el centro histórico de la ciudad. Pero esta vez no amenazó con el infierno, sino con la misericordia.
“La fuerza que cambia el mundo es el amor y la humildad, no hay otro camino”, dijo el Papa. “Así que desde la humildad, digo a los criminales y a sus cómplices: convertíos al amor y a la justicia. Dejaos encontrar por la misericordia de Dios. Sed conscientes de que Jesús os está buscando para abrazaros, para besaros, para amaros más".
"Con la gracia de Dios, que perdona todo, y perdona siempre, es posible volver a una vida honrada. Os lo piden también las lágrimas de las madres de Nápoles, mezcladas con las de María, la Madre celeste invocada en Piedigrotta y en tantas iglesias de Nápoles. Que estas lágrimas disuelvan la dureza de los corazones y vuelvan a conducir a todos por el camino del bien".
A los ciudadanos, un llamamiento, no plegarse al mal: “Reaccionad con firmeza a contra las organizaciones que explotan y corrompen a los jóvenes, los pobres y los débiles, con el cínico comercio de la droga y otros crímenes. ¡Que la corrupción y la delincuencia no desfiguren el rostro de esta bella ciudad!
“Ha llegado el tiempo de rescate de Nápoles”, anunció el Papa, a una ciudad golpeada por la corrupción y las organizaciones criminales, por la droga, el alto desempleo juvenil y otros problemas sociales. “Tener esperanza es resistir al mal, es apostar por la misericordia de Dios”.
Especialmente, el Papa Francisco pidió a la Iglesia diocesana una acción comprometida a nivel social, para ayudar a los colectivos más desfavorecidos de la ciudad. Pero sobre todo, a ofrecer a todos la misericordia divina: “Esta ciudad puede encontrar en la misericordia de Cristo la fuerza para salir adelante con esperanza, la fuerza para tantas vidas, tantas familias y comunidades. Esperar es ya resistir al mal”.