Los dogmas son verdades de fe que están explícitas o implícitas en la divina revelación (la Palabra de Dios, escrita o transmitida). Se basan en la autoridad misma del Dios revelador (fides divina), y la Iglesia garantiza con su definición que se hallan contenidas en la divina revelación.
Dichas verdades se apoyan también en la autoridad del magisterio infalible de la Iglesia (fides católica) cuando son propuestas por medio de una definición solemne del Papa o de un concilio universal; entonces son verdades de fe definida.
Una vez proclamado o definido un dogma solemnemente, no puede ser derogado.
Otra cosa es la reformulación de un dogma o el expresarlo de una manera que se adecue mejor a los tiempos, pero esto no modifica en absoluto la verdad de fe que se propone para ser creída por todo católico.
Dentro de la Revelación
Así que cuando la Iglesia define un dogma no está fuera de la Revelación Pública; sino que se basa en ella misma para dar luz sobre un asunto de fe requerido por la Iglesia en un momento determinado.
Y este proceso es guiado por el Espíritu Santo: "Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les anunciará lo que irá sucediendo. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes. Todo lo que es del Padre es mío. Por eso les digo: Recibirá de lo mío y se lo anunciará a ustedes" (Jn 16, 13-15).
Los dogmas constituyen la base inalterable de la doctrina católica; y por lo tanto todo católico esta obligado a aceptar y creer en ellos de manera irrevocable.
Cuando la Iglesia define un dogma no es que dicho dogma empiece entonces a ser verdad; son verdades que siempre han existido, pero su aceptación empieza a ser obligatoria al definirse.
Uno de los mayores ataques que encuentra la Iglesia por parte de los no católicos para mostrar la doctrina como falsa, es el hecho de querer mostrar las fechas de promulgación de los dogmas como la fecha en que se ‘inventaron’ las doctrinas.
Infalibilidad
Claramente podemos darnos cuenta de que todo ya fue revelado pero no todo fue al mismo tiempo explicitado. Eso es distinto a atacar a la Iglesia católica de que "inventa doctrinas".
Los dogmas no son verdades que la Iglesia imponga arbitrariamente. Son luces de la verdad objetiva y que iluminan el camino de nuestra fe y lo hacen certero; pues existe un vínculo intrínseco entre estos y nuestra vida espiritual.
En la Iglesia católica un dogma es una verdad de fe infalible, incuestionable, absoluta, definitiva, inmutable y segura, sobre la cual no puede subsistir ninguna duda; es decir una verdad dogmática no puede ser sometida a pruebas de veracidad, es indiscutible.
Y, «conviene recordar que existe un orden o "jerarquía" de las verdades de la doctrina católica; puesto que es diversa su conexión con el fundamento de la fe cristiana" (Unitatis redintegratio, 11).
La obligación de aceptar estas verdades no se debe ver como algo insensato contra la libertad o contraproducente a la racionalidad; es, de manera análoga, como aceptar una verdad propuesta, por ejemplo, por las matemáticas aunque no la entendamos.