separateurCreated with Sketch.

El “té de los Jesuitas”: la historia del mate

whatsappfacebooktwitter-xemailnative
Daniel Esparza - publicado el 07/03/15
whatsappfacebooktwitter-xemailnative

Los guaraníes quizá jamás hubiesen imaginado que su legendaria hierba llegaría al Medio Oriente.

La palabra mate – o “mati”- significa “calabaza” en quéchua. Originalmente,  se refería a un recipiente que los aborígenes usaban para tomar la infusión más bebida actualmente en Uruguay y Argentina y, en menor escala, en Paraguay, Chile, el sur de Brasil y Bolivia, e incluso en Líbano y Siria.

Antes de la llegada de los europeos a América y del consiguiente proceso colonizador, los guaraníes ya consumían mate. Masticaban la hierba o la bebían con una caña luego de haberla puesto en infusión en un recipiente, precisamente, hecho con una calabaza.


en Siria y Líbano el consumo de mate es también cotidiano: fueron sus mismos ciudadanos los que  introdujeron la costumbre del mate tras haber sido inmigrantes en Sudamérica.


Hallada por los europeos a mediados del año 1500, la yerba no fue domesticada sino hasta el siglo XVII por los Jesuitas, quienes iniciaron su cultivo a mayor escala. Si bien al comienzo los sacerdotes rechazaron la costumbre de los indígenas de tomar  mate constantemente, después terminaron por adoptarla y se convirtieron en los más grandes difusores  de la planta guaraní.

La Compañía de Jesús intensificó la plantación del mate mediante técnicas de cultivo, irrigación y trabajo organizado de los aborígenes en las misiones jesuíticas.

Durante los siglos XVII y la primera mitad del XVIII, la explotación y exportación de la hierba tuvo su más grande apogeo, lo que le ganó el apodo de “oro verde”.

Tras la expulsión de los sacerdotes Jesuitas de las colonias españolas en 1767, la  producción en los yerbales decayó. Sin embargo, esto no disminuyó la pasión por el mate, que  ya se había vuelto popular. Con el fin de cubrir la demanda en el país,  Argentina logró a inicios del siglo XX domesticar de nuevo el “té de los jesuitas”, comenzando así su explotación  industrial.

El mate, un gusto mundial. 

Actualmente, el país gaucho es el el principal productor de mate en el mundo, seguido por  Brasil y Paraguay, y si bien Uruguay y Chile son los principales consumidores del mate en  Sudamérica (aparte de Argentina, desde luego), en Siria y Líbano el consumo de mate es también cotidiano: fueron sus mismos ciudadanos los que  introdujeron la costumbre del mate tras haber sido inmigrantes en Sudamérica.

Beber la infusión guaraní, conocida como yer­bahmah­tay en Líbano, tereré en Paraguay y chimarrão en  Brasil, es un placer cotidiano que se puede disfrutar frío o caliente. Según la tradición, el modo en el que se sirve el mate tiene distintos significados: si se sirve muy caliente, implica arder de amor; servirlo hirviendo sugiere odio, y si se sirve frío  sugiere desprecio; mientras que un mate dulce indica amistad.

Llamada originalmente “Caá­Mate” (Yerba­Mate) por los guaraníes, la bebida parece ser algo más que una infusión, y por el entusiasmo de sus bebedores, nos preguntamos si  es cierto lo que decían los guaraníes originalmente: que es una planta mágica.

¿Te ha gustado leer este artículo? ¿Deseas leer más?

Recibe Aleteia cada día.

Tags:
Apoye Aleteia

Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia.  Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.

  • 20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
  • Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
  • Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
  • Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
  • 600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
  • Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
  • Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).

Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.