Audiencia a los miembros de la Academia para la vida tras su encuentro sobre la asistencia a las personas mayores
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Muchas personas se enfrentan a un dilema cuando sus padres son ancianos y no pueden valerse por sí mismos: ¿Qué hacer? ¿Les llevamos a una casa de reposo? ¿Les arreglamos un cuarto en la casa?. El Papa exhorta a ver el cariño y la ternura de la familia como algo insustituible que no se encuentra en un asilo de cinco estrellas o con las mejores ‘atenciones y personal calificado’.
“Los ancianos tienen necesidad del cuidado de los familiares”, dijo el Papa ral recibir la mañana de este jueves en audiencia a los miembros de la Academia para la Vida con motivo de su asamblea general dedicada al tema Asistencia al anciano y cuidados paliativos.
Las atenciones de la familia para los abuelos “no pueden ser reemplazadas ni siquiera por las estructuras más eficientes o por los operadores sanitarios más competentes y caritativos”, recordó el Papa.
Los ancianos pueden recibir el apoyo de sus familiares y al mismo tiempo “gozar de asistencia verdaderamente humana” y “cuidados paliativos”, indicó.
Abandono es la enfermedad más letal para los ancianos
“El abandono es la ‘enfermedad’ más grave de los ancianos, y también la mayor injusticia que puedan sufrir: aquellos que nos han ayudado a crecer no deben ser abandonados cuando necesitan de nuestra ayuda, de nuestro amor y de nuestra ternura”, declaró.
En este sentido, el Obispo de Roma, de 78 años, reflexionó sobre el “mandamiento bíblico que nos pide honrar a los padres" por el "honor que les debemos a todas las personas mayores”. "En este mandamiento Dios relaciona una doble promesa: por un lado ‘para que tus días se alarguen’ (Ex 20:12), y – por el otro – ‘que tú seas feliz’ (Deuteronomio 5:16)".
De hecho, señaló, “la sabiduría que nos permite reconocer el valor de la persona anciana y nos lleva a honrarla, es la misma que nos permite apreciar los muchos regalos que recibimos todos los días de la mano providencial del Padre y ser felices”.
El Papa insistió en el precepto que “nos revela la relación pedagógica entre padres e hijos, entre ancianos y jóvenes, en referencia a la custodia y la transmisión de la enseñanza religiosa y la sabiduría a las generaciones futuras”.
Por esto, “honrar” a los ancianos que transmiten las enseñanzas y “la sabiduría de la vida” – indicó – es fuente de vida y de bendición.
¿Qué pasa con los que maltratan y descuidan sus padres?
Francisco recordó que la Biblia “reserva una severa advertencia a aquellos que descuidan o maltratan a sus padres (cf. Ex 21:17; Lev 20,9). El mismo juicio vale hoy cuando los padres se hacen ancianos y menos útiles, quedando marginados hasta el abandono; y -recalcó- ¡tenemos muchos ejemplos!”.
“La palabra de Dios –continuó- es siempre viva y vemos bien cómo el mandamiento demuestra su actualidad para la sociedad y la gratuidad, incluso dentro de las familias”.
El Pontífice invitó a escuchar “con corazón dócil la palabra de Dios que nos llega de los mandamientos, los cuales, recordémoslo siempre, no son lazos que encarcelan, sino que son palabras de vida”.
¿Qué significa honrar a padre y madre en nuestros días?
"Honrar" – señaló – “hoy podría ser traducido también como el deber de tener el máximo respeto y de cuidar a quien, por su condición física o social podría ser dejado morir o "hacerlo morir".
Francisco habló del papel de los médicos y agentes sanitarios en esta responsabilidad compartida entre las familias de los ancianos y el sistema de salud de una sociedad, y afirmó: “Toda la medicina tiene un papel especial en la sociedad como testigo del honor que se debe a la persona anciana y a cada persona humana”.