Presentada en el Vaticano la Red Eclesial Panamazónica (REPAM)
El Papa Francisco ha exhortado al cuidado de “la Amazonía, que debe ser un jardín” y no debe ser explotada “salvajemente”, recordó el cardenal Claudio Hummes este lunes 2 de marzo al presentar en el Vaticano la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).
En un mensaje audio, evocando las palabras del Papa Francisco en Río de Janeiro en 2013, el cardenal añadió: “La Amazonía es una prueba decisiva, un banco de pruebas para la Iglesia y la sociedad”.
Estuvieron presentes en la promoción de la Red -que nació en el 2014 y busca inspirar a todas las iglesias del mundo-, el cardenal Peter Turkson, presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz; monseñor Pedro Ricardo Barreto Jiménez, arzobispo de Huancayo (Perú) y presidente del departamento de justicia y solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM); Michel Roy, Secretario General de Caritas Internationalis, y Mauricio López Oropeza, secretario ejecutivo de la REPAM.
En la Amazonía, “está en juego la defensa de la vida […] de cerca 30 millones de personas. Estas están amenazadas por la contaminación, el cambio radical del ecosistema y la falta de protección de los derechos humanos”, indicó el cardenal Turkson, preocupado por las comunidades de origen indígena.
La Red, REPAM, que nace para proteger el bosque tropical más extenso del mundo es un proyecto que aspira a involucrar a la comunidad internacional. “El elevado número de países involucrados se debe a que es necesario unir esfuerzos ante un problema global. El 20% del bosque amazónico se ha perdido en los últimos decenios”, declaró el presidente del Pontificio Consejo de Justicia y Paz.
La REPAM nació en septiembre de 2014 en Brasilia, en ocasión de un encuentro entre obispos, sacerdotes, misioneros y misioneras de congregaciones que trabajan en la bosque tropical, de representantes de algunas Caritas nacionales y laicos de diversas estructuras de la Iglesia.
“El territorio Amazónico comprende seis millones de Km2 y produce vida para el mundo, pero se encuentra amenazado”, sostuvo monseñor Pedro Ricardo Barreto Jiménez.
“La Amazonía es un territorio devastado por las concesiones de los Estados a las corporaciones transnacionales. Los grandes proyectos extractivos, los monocultivos y el cambio climático ponen en grave riesgo sus tierras y el entorno natural”, denunció el presidente del departamento de justicia y solidaridad del CELAM.
“Destruyen la cultura de las comunidades locales, la autodeterminación de los pueblos y sobre todo afecta a Cristo encarnado en las personas que lo habitan (pueblos originarios, ribereños, campesinos, afro descendientes y poblaciones urbanas), agregó.
Por su parte el cardenal Hummes, presidente de la Comisión para la Amazonas de la Conferencia Episcopal de Brasil, al no poder estar presente, envió un mensaje grabado para denunciar la deforestación, el daño que hace al ecosistema los megaproyectos de agricultura, las plantas hidroeléctricas y la extracción del petróleo y minerales, entre otros problemas.
Asimismo, el cardenal brasileño evidenció las amenazas concretas para la vida de los indígenas, los campesinos, los pobladores que viven cerca a los ríos, los afrodescendientes y los habitantes pobres de las ciudades locales.
Por esto, concluyó, “la Iglesia en Amazonía desea hacer red, para aunar esfuerzos y animar conjuntamente a tener una voz profética a nivel internacional” cuando la cuestión más importante es la sobrevivencia del ecosistema, sus recursos y la población.
En este sentido, Mauricio López Oropeza, secretario ejecutivo de la REPAM, explicó cómo la RED quiere acompañar a los pueblos amazónicos a través de acciones concretas:
– Promover un trabajo de conjunto, la colaboración en clave territorial.
– La promoción integral de las poblaciones amazónicas, para que ellas sean sujetos de transformación en la Iglesia y en la sociedad.
– El respeto a las culturas, tradiciones, costumbres, creencias, organizaciones y ritmos de la gente de la Amazonia
– Buscar la liberación de las poblaciones amazónicas, signo del Reino de Dios.
– La defensa de los derechos humanos y particularmente de los derechos de los pueblos indígenas, ribereños, pobladores urbanos y afro-descendientes.
– El respeto y cuidado por el medio ambiente en la Amazonia y en todo el planeta.
– La incidencia en políticas publicas de carácter local, nacional e internacional a favor de los que viven en la pan-amazonia y de sus diversos desafíos.
– La reflexión profunda sobre la realidad de este bioma (sistema vivo), con el fin de buscar junto a nuestras comunidades y pueblos, soluciones que dignifiquen sus vidas.
Por último, López expresó que las universidades pontificias también pueden hacer un aporte a nivel de investigación y caracterización de las problemáticas que aquejan a la Amazonía y su población.