Alégrate de estar redimido; aún no lo estás en la realidad, pero estate seguro en la esperanza. Si no gimes en la esperanza, no llegarás a la realidad #SanAgustin (Comentario al Salmo 37,5)
La esperanza cobra su mayor sentido cuando el dolor nos lleva a desconfiar y desentendernos de todo y todos. Cuando todo parece carecer de sentido, la brújula de la Esperanza es la mejor de las herramientas que podemos tener en nuestras manos.
Si perdemos la esperanza, perdemos la dirección donde la fe puede ser entendida y la caridad realizada. Sin esperanza, el cristiano pierde su alegría espiritual y lo que es peor, empieza a ver todos los defectos que tenemos dentro y fuera de nosotros. El enemigo toma el volante de nuestras emociones y podemos llegar a abandonar el camino hacia el Señor.
La Verdad, es Cristo. El camino es hacerlo presente en nuestra realidad de cada momento. Sin esperanza no es posible unir realidad y fe, ya que la caridad deja de ser el fértil abono que cambia el mundo.