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En 2005 se abrió en la arquidiócesis de San Salvador el proceso de beatificación del padre Rutilio Grande García (1928 - 1977), un jesuita que inspiró a monseñor Romero para vigorizar su vocación por los más pobres.
“Su asesinato fue una inspiración divina para Romero”. Lo aseguró Vincenzo Paglia en un encuentro con los periodistas en la Sala de Prensa de la Santa Sede.
El postulador aseguró que “se puede decir que el martirio de Romero se relaciona con el martirio de padre Rutilio Grande”, un jesuita que había dejado la enseñanza universitaria para ir a vivir con los campesinos en un pequeño pueblo, Aguilares (El Salvador). Paglia recuerda:
Después de ver la gente llorar, “Romero – dijo a un amigo- vio que habían quedado huérfanos de su “padre”. Y que entonces le tocaba a él como arzobispo tomar su lugar también a costa de su propia vida.
Monseñor Romero escribió varias veces sus sentimientos hacia esa muerte:
Vocación por los pobres
Sobre el tema de su conversión, Romero rectificó las versiones ideológicas sobre su vocación:
Romero, así demuestra su preocupación como obispo y se sintió responsable de la población más pobre. “Se podría decir – sostiene Paglia- que fue una verdadera conversión pastoral”.
“Se hizo defensor de la población (defensor civitatis) según la tradición de los Padres de la antigüedad de la Iglesia” añadió.