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Héroes anónimos; “madres coraje”

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Jaime Septién - publicado el 30/01/15
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Tragedia en el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa
Como sucede siempre que hay una tragedia colectiva en México, los héroes anónimos y las historias de supervivencia y solidaridad surgen como esperanza en una nación expuesta a terremotos –como el de 1985—a huracanes –como “Ingrid” y “Manuel” que devastaron zonas importantísimas del Pacífico hace un par de años, etcétera.

La explosión de una pipa que surtía gas al Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, al noroeste del Distrito Federal, y que dejó como saldo preliminar tres muertos (dos bebés y una enfermera) y más de 70 heridos, la mayor parte de ellos de extrema gravedad, ha hecho surgir, una vez más, dentro de la tragedia la solidaridad vital de los mexicanos.

Según ha explicado a los medios de comunicación el jefe de gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, al menos hubo diez “madres coraje” que ante el derrumbe de las instalaciones del hospital, que quedó en 8º por ciento inservible, protegieron con sus cuerpos a los recién nacidos y lograron salvarlos.  Una de ellas, cuyo nombre no ha sido revelado, tomó a tres bebés del cunero, entre ellos el que acababa de dar a luz, y los sacó del desastre no obstante estuviera reciente una operación de cesárea.

Otro que ha sido señalado como “el héroe del día”, es el policía auxiliar Enrique Mauro Vera Suárez, quien se metió entre los escombros, que dejó la explosión por fuga de gas, para rescatar a una bebé –que murió al final del día–, y posteriormente ayudar a la liberación de otros ocho pequeños y dos enfermeras. Para él no fue heroísmo, “fue un acto de humanidad”.

“Al agacharme vi que el bebé estaba semienterrado en los escombros, lo único que hice fue cogerlo, abrazarlo y salir de ahí”, relató Vera, quien en seguida entregó a la pequeña niña que tenía en sus brazos a una trabajadora de Protección Civil y regresó a las labores de rescate con el resto de sus compañeros.

Enrique Mauro Vera Suárez, sólo espera descansar lo suficiente para continuar este viernes 30 de enero con las labores de rescate. “Espero descansar un rato porque así como están las cosas no creo que se pueda dormir”, declaró.

Mientras tanto, en un telegrama desde El Vaticano, el Papa Francisco dijo estar ”vivamente apenado por esa dolorosa noticia” y ofreció sufragios por el eterno descanso de los difuntos así como transmitir su sentido pésame a los familiares de los fallecidos. ”Junto con expresiones de consuelo, viva solicitud y deseo de pronto restablecimiento de los heridos, mientras imparte de corazón la confortadora bendición apostólica, como signo de esperanza en el Señor Resucitado”, dijo el Papa a los afectados por esta tragedia.

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