La prohibición es para Dios, no para las imágenes del Profeta, aunque en los últimos años se considere ofensivaLa doctrina islámica está fijada en el Corán y se completa con la Sunna (hechos y dichos del Profeta) y la Tradición. Es de ésta última de la que deriva la prohibición de representar imágenes de personas o animales en el arte sacro, conocida como aniconismo. Su origen se encuentra en el deseo de prevenir la idolatría (culto a las imágenes) y la reducción de conceptos eternos e intangibles como Dios a un lenguaje finito y material.
Esta tendencia a la abstracción del arte islámico se ha desarrollado históricamente por contraposición a otras prácticas, singularmente la iconología cristiana. Es así que la Tradición musulmana recoge la prohibición aplicándola a edificios religiosos y es especialmente rigurosa para Dios, no así para el Profeta. La ausencia de representaciones de Mahoma está más arraigada entre los sunníes. Sin embargo, en el mundo chií pueden encontrarse numerosos ejemplos de su figura.
A pesar de esta matización, en los últimos años ha sido frecuente que la representación de imágenes del Profeta en medios de comunicación occidentales haya sido considerada como ofensiva y promotora del racismo y del desencuentro entre religiones y culturas. Más que de una cuestión teológica, se trataría de la manipulación de un debate jurídico relacionado con el respeto a la libertad religiosa y los límites de la libertades de expresión y prensa en Occidente.
En cualquier caso, el rechazo de las imágenes de Dios, el Islam tiene una sensibilidad muy similar al judaísmo. No así al cristianismo, pues con la Encarnación, Jesús se convierte en la imagen viva de Dios, y por tanto representar a Dios bajo apariencia humana ya no es motivo de desacralización de la idea divina. Para profundizar, ver: ¿Los católicos adoran a las imágenes?