¿Tiene un valor práctico o también simbólico?Quisiera preguntarle si el gesto del sacerdote de lavarse las manos durante la misa es obligatorio, porque he visto a un sacerdote que no lo realiza. Para mí es importante pues muestra que todos somos pecadores.
María
Alrededor del gesto de lavarse las manos al final del ofertorio, la Congregación para el culto divino en la revista Notitiae (6, 1970) ha especificado que no es facultativo. De hecho, habiendo nacido por motivos prácticos, siempre ha tenido un valor simbólico. El Ordenamiento general del Misal lo explica así: “Con este rito se expresa el deseo de purificación interior”. El sacerdote, de hecho, pronuncia estas palabras: “Lávame, Señor, de toda culpa, purifícame de todo pecado”.
La purificación externa expresa, por lo tanto, simbólicamente la interior, necesaria antes de la celebración del sacrificio eucarístico, que culmina en la oración mediante la cual el pan y el vino, por obra del Espíritu Santo, se vuelven cuerpo y sangre de Cristo. El rito de lavarse la manos es llamado en latín lavabo, proveniente de la frase del Salmo 26,6: “Por eso lavo mis manos en señal de inocencia y doy vueltas alrededor de tu altar”.
El gesto del sacerdote, en cuanto presidente de la asamblea, es realizado también en nombre de los fieles presentes. Además, para que exprese bien su significado, no basta mojar el pulgar y el índice. De hecho, el nuevo misal habla claramente de “lavarse las manos”. Por eso, en lugar de una vinajera sería mejor usar una jarra”.