El Pontífice recibirá a los agentes sanitarios y a los pacientes de autismo el próximo 22 de noviembre
Con la experiencia madurada en el ámbito clínico y del voluntariado, el Vaticano ha organizado un encuentro con los pacientes de autismo y el Santo Padre basado en la musicoterapia y la hipoterapia, es decir el uso de la música y la terapia física con fines psicoterapéuticos, en este caso, también espirituales y pastorales.
En el marco de la Conferencia Internacional, el Consejo Pontificio para la Pastoral de la Salud ha organizado un encuentro especial entre el Papa Francisco y las personas que sufren de autismo el próximo 22 de noviembre en el aula Pablo VI del Vaticano a las 11 de la mañana (hora local).
Un momento de oración diseñado para “superar el aislamiento”
En un primer momento, se realizará la oración y los testimonios del mundo del autismo, intercalados con canciones. Luego, ante la presencia del Santo Padre, “se realizará la oración y la celebración con interpretaciones de canciones de carácter religioso, diseñadas para involucrar a las personas con autismo y como gesto para romper el aislamiento”, explicó monseñor Jean-Marie Mate de Musivi Mupendawatu, secretario del Consejo Pontificio para la Salud.
El autismo, conocido como Trastornos del Espectro Autista (TEA), es una disfunción neurológica crónica que desde edades tempranas (3 años) se manifiesta en trastornos en la interacción social, la comunicación y el comportamiento.
Las estadísticas mundiales hablan claro sobre el problema. En el mundo 1 de cada 100 niños sufre de autismo, ilustró, monseñor Zygmunt Zimowski, presidente de la Pastoral de la Salud del Vaticano durante la presentación de la Conferencia este martes 14 de noviembre en la Sala de Prensa de la Santa Sede.
Las personas que sufren estos graves trastornos necesitan de apoyo de la familia, el tejido social, educadores, médicos y todos los trabajadores que se ocupan de su atención y pastoral.
Dificultades éticas, morales y espirituales acompañan a los agentes sanitarios y sus familias. Con esta motivación, monseñor Zimowski explicó la decisión de su dicasterio de tomar a pecho el tema del autismo, eligiéndolo como eje principal de la Conferencia de este año.
“Como en años anteriores, hemos trabajado para realizar un evento internacional médico-científico y pastoral con la presencia de ponentes y participantes de los cinco continentes realmente representados […]. Las inscripciones han superado 650 personas procedentes de 57 países”, declaró monseñor Zimowski.
El Congreso sirve para reflexionar y actualizar los conocimientos de los agentes sanitarios sobre la investigación científica y las curas, y los aspectos jurídicos y políticos-administrativos.
“Tres jornadas preciosas para escuchar y conocer experiencias, para aprender de los especialistas más calificados del mundo”, confirmó el presidente de la Pastoral Sanitaria del Vaticano.
Estos espacios son importantes en la Iglesia para entender la gravedad, forma y edad de aparición de cada uno de los criterios de la enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud sostiene que el autismo puede variar de un individuo a otro. “A pesar de las clasificaciones, ninguna persona que presenta un TEA es igual a otro en cuanto a características observables”.
El encuentro internacional propone una clave de lectura de la enfermedad desde la esperanza del Evangelio para sacar a las personas autistas de su aislamiento y soledad, de una situación que las margina socialmente, explicó monseñor Jean-Marie Mate de Musivi Mupendawatu, secretario del consejo pontificio de la salud.
La Iglesia y varias organizaciones internacionales buscan la “integración en la comunidad, favorecer la comprensión y aceptación de la enfermedad que no niega la dignidad” natural que cada persona tiene, a pesar de que padezca una enfermedad como el autismo.
“Se pueden así poner las bases de una esperanza que no aísla ni las personas autistas, ni las familias, sino que por contrario se enraíza y se nutre de una colaboración y de una confianza reciproca en la búsqueda de una ética de la solidaridad”, declaró el secretario del dicasterio que organiza el evento.
No es la primera vez que el Consejo Pontificio para la Salud se ocupa de autismo. En el pasado ha preparado tres mensajes en ocasión de la jornada mundial del autismo, que se celebra el 2 de abril cada año.