Hay muchos chismes en el pequeño mundo de la Iglesia universal. El cardenal estadounidense Raymond Burke ha sido trasladado de su poderoso cargo de prefecto de la Signatura Apostólica al cargo honorífico de presidente de la Soberana Orden Militar de Malta.
La prensa secular está viviendo un momento de oro por este anuncio, señalando al cardenal Burke como un archiconservador contrario a los homosexuales en oposición al genial y sincero Papa Francisco que no juzga a nadie.
Es indudable que el cardenal Burke es conservador. Partidario de la misa en latín y conocido por el hecho de vestir los símbolos tradicionales de un cardenal, Burke parece la antítesis del Papa argentino, que viste y habla de forma muy sencilla.
El hecho de que el purpurado haya estado en primera línea en la reacción conservadora en el reciente Sínodo sobre la Familia, que critique abiertamente a la facción liberal guiada por el cardenal Kasper y que el Papa Francisco lo haya retirado de la importante Congregación para los obispos alimenta las voces de algunos que creen que hay una pelea entre estos dos hombres.
La piedra de toque parece ser el aparente “despido” del cardenal Burke por parte del Papa Francisco. Entre los que quieren ver una pelea en el Vaticano hay tanto conservadores como liberales.
Los liberales están encantados por la situación, mientras que algunos conservadores consideran a Burke como una víctima, y creen que hay una conspiración vaticana contra ellos que llega hasta la Sede petrina.
Según mi opinión, todos deberían respirar profundamente y unir todos los hechos. ¿El Papa Francisco favorece la actitud más liberal en algunas cuestiones? La respuesta debe ser “sí”. ¿Sus puntos de vista contrastan con los del cardenal Burke? Parece ser así.
¿Su estilo de enseñanza y de celebración de la liturgia contrasta con el estilo más conservador y de Iglesia “de alto nivel” del cardenal Burke? Seguramente. ¿Los puntos de vista del Papa Francisco sobre la política y la economía están en desacuerdo con los del cardenal Burke? Es posible
¿Hay un desencuentro cultural entre el cardenal norteamericano de los suburbios y el sudamericano de las villas miseria? Probablemente. ¿Significa esto una pelea entre los dos hombres? ¿El cardenal Burke está preparado para guiar un cisma tradicionalista? ¿Hay un plan oculto de Francisco para limpiar la Iglesia de los conservadores? No, aquí están las razones:
Quien no acepta la teoría de la disputa destaca que si el cardenal Burke ha sido trasladado no se trata de una reacción por parte del Papa Francisco a la oposición por parte de Burke en el Sínodo. Esta reorganización vaticana ya estaba planeada desde hace meses.
Puede ser que forme parte de un cambio de dirección más amplio por parte del Pontífice, como observó el padre Mark Drew en un artículo excelente en el Catholic Herald británico, pero contrario a esta opinión está el hecho de que el cardenal Burke había completado el encargo quinquenal previsto para los prefectos de la Signatura Apostólica.
Quien no se cree los rumores sobre la pelea dice: “No hay nada de excepcional. Estaba programado un traslado”. En respuesta a quien sugiere que el traslado de Burke ha sido un intento deliberado por parte del Papa Francisco de hacer callar a sus enemigos, los que no se lo creen contestarían:
“¿Callar a Burke? Su nuevo deber como presidente de la Orden de Malta virtualmente no le da responsabilidades, pero le da una base en Roma y el tiempo para viajar, pronunciar ponencias, escribir y expresar sus opiniones. Más que callar al cardenal Burke, puede ser que el Papa Francisco le esté dando voz animándole de una forma sana a la oposición leal”.
Un argumento ulterior contra la teoría de la “depuración de los conservadores” es que otros conservadores conocidos no han sido sustituidos.
El cardenal Pell es un ejemplo. Miembro clave del grupo de ocho cardenales a los que se ha encargado el deber de aconsejar al Papa, Pell fue elegido por Francisco para efectuar las reformas en el banco vaticano.
El cardenal Müller, a la cabeza de la poderosa Congregación para la Doctrina de la Fe, es otra voz conservadora cercana al Papa Francisco. Tanto Müller como Pell se han expresado claramente a favor de la facción conservadora del Sínodo.
Los que sospechan que la “pelea”entre Francisco y el cardenal Burke forma parte de una depuración más amplia deben reconocer que las pruebas son escasas. Es verdad que el Papa Francisco está tratando de poner en marcha reformista, pero no es verdad que está expulsando a los que no están de acuerdo con él.
Aunque el Papa Francisco tiene indudablemente opiniones progresistas sobre algunas cuestiones y se divierte “armando lío”, entiende perfectamente el papel de pontífice. De forma memorable dijo que debe ser el Papa para quien quiere acelerar y para quien quiere frenar.
Su discurso tras el Sínodo ha advertido de forma sincera a los líderes eclesiásticos sobre los peligros de las corrientes de pensamiento, ya sean liberales como conservadoras.
Agradeció a los padres sinodales el debate abierto y franco, reconociendo que (aunque tenso) ha sido la manera de llevar a cabo progresos. Afirmó el papel tradicional del Papa y desafió a los Padres sinodales a seguir adelante sin abandonar las verdades eternas del Evangelio de Cristo.
¿Una pelea entre el Papa Francisco y el cardenal Burke? Seguramente ambos están al margen de esto, los rumores, los alarmistas y los periodistas guiados por las ideologías seculares deberían tratar de ampliar sus perspectivas y entender que, a través de las distintas personalidades, el choque de culturas y la oposición de opiniones, vemos las antiguas verdades sobre otra luz descubriendo así un modo nuevo de ir hacia delante.
El Padre Dwight Longenecker tiene su blog en Standing on My Head. Para visitarlo, consultar sus libros e invitarlo a dar conferencias visitar la web dwightlongenecker.com
Hoy celebramos a...